2 de diciembre de 2008

Capítulo 16

Capítulo 16.- El tiempo lo dirá

La semana de clases había terminado, era sábado… ahora Inuyasha salía con una chica de su salón… a decir verdad era muy bonita… los había visto alguna vez en la universidad…pero… y ella ¿Qué podía hacer al respecto?... nada, absolutamente nada, no podía interponerse, lo sabia bien, el solo la besó por que ella lo obligó a hacerlo o ¿fueron los efectos del alcohol?…en realidad, eso ya no importaba… y quizás, ese beso no significo nada para él, solo fue otro más, pero para ella… lo significo todo… no era su primer beso, pero fue el único que la hizo sentir de esa manera
Ya había pasado un mes desde eso… y aún no podía olvidar la sensación que le provocó unir sus labios, esto iba mal…
Suspiró con pesadez… y se deslizó en la pequeña mesa de la esquina de la cafetería donde trabajaba su amiga
- últimamente has estado viniendo mucho- se acercó a su amiga
- si tanto te molesto puedo irme- retomó su postura inicial
- ¿ahora te haces la indignada? Mira Kagome… se que estas así por… Suikotsu…- se sentó frente a su amiga, su turno ya había terminado y ahora solo esperaba que pasaran por ella.
- ¿Suikotsu?- preguntó frunciendo el ceño- ¿el que tiene que ver?
- ¿no era la persona que te gusta?
Ahora se daba cuenta, Sango no sabía a quien amaba… desde el principio pensó que era su amigo y no Inuyasha… era lo mejor…
- no estoy segura…-mintió, era la única forma de que su amiga no preguntara más
- vamos, no esta nada mal… a demás tiene un estilo único- rió
- si, tienes razón
¿Formar una relación con Suikotsu? No, en realidad no era lo mejor, lo sabía bien, no arreglaría nada y solo terminaría lastimándolo… ¿Qué podría hacer? ¿Cómo lo olvidaría? Al final solo el tiempo lo diría…
Se escuchó a lo lejos la campanita del local sonar, anunciando la entrada o salida de las personas, la castaña quedó mirando a la entrada con los ojos brillantes, lo que hizo que ella la siguiera, se fue acercando hasta donde ellas estaban
- Hola lindas señoritas- recargó su brazo en la pared
- eres un bufón Miroku- rió la castaña, mientras el recién llegado tomaba asiento junto a ella
Tenía unos días que Sango estaba saliendo con el amigo de su medio hermano… esa última palabra era como un balde de agua helada cada vez que la pronunciaban sus amigos, era demasiado doloroso.
- Kagome, ¿estas bien?- la voz de su amiga la hizo salir de sus pensamientos- hace unas semanas que estas muy rara
- estoy bien… solo son los estudios- suspiró resignada- tengo que ponerme al corriente
- es cierto- dijo para sí- ¿has visto a Inuyasha?- miró a Kagome
Bajo la cabeza y negó, tomó fuerzas- no, no lo he visto…
- que extraño… cada vez que le marco al móvil me dice que esta con una tal… - se tomó la barbilla pensando-…Yura
Pero que inoportuno era Miroku…
- tengo que irme- dejo unos billetes
- espera Kagome, también nos vamos nosotros- se paró y jaló a Miroku de la mano y los tres salieron de la cafetería
El chico pasó el brazo por el cuello de Sango
- ¿A dónde vas?- preguntó su amiga
- no lo se…- rió con un poco de nervios
- nosotros vamos al cine, ¿no quieres acompañarnos?
- pero Sango…-esta lo miró con ojos asesinos que hizo al chico de ojos azules retractarse- ven con nosotros Kagome
- no, gracias pero tengo que hacer otras cosas… además no me gustaría ser mal tercio- fue dando pasos hacia atrás- adiós, que se diviertan
Giró sobre sus tobillos y caminó, aún era de día, quería tardar un poco más en llegar a la mansión, pero al parecer no había otra opción
Sacó una cajetilla de su mochila, los observó, dudaba si tomar uno o no, le había hecho una promesa a Inuyasha… pero recordó sus palabras “no fumes, aunque sea en mi presencia”
Cuando su boca probó de nuevo el sabor a tabaco se relajó, la nicotina había sido su única adicción, hasta ahora…

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Ella sabía que no podía controlar el tiempo, pero y si lo hiciera… por más que ahora este sufriendo, no hubiera cambiado nada de lo que pasó…Entro al baño de su habitación, se quitó la ropa y cubrió su cuerpo con la bata de baño… las gotas de agua quizás la ayudarían a olvidar por unos momentos, siempre lo hicieron, pasó lo que tuvo que pasar… ¿Qué pasaría con el amor que sentía?... solo y únicamente el tiempo lo diría

Capítulo 15

Capítulo 15.- Evitándola


La obscuridad la acompañaba, aún se encontraba en la sala de la enorme mansión, subió su mano hasta sus labios aún entre abiertos, y pasó sus dedos, cerró los ojos, podía recordar la sensación de tener los labios de Inuyasha en los suyos, nunca lo pensó posible… tendría que conformarse con el simple recuerdo de que alguna vez la había besado, pero era suficiente para ella, seguía pasando sus dedos por los labios aún hinchados, se detuvo de repente y la bajo… ahora ¿podría verlo a la cara?

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Había decidido no verla, no estar cerca de ella, ¿para qué? No tenía caso, no podía hacer nada, iba en contra de las leyes naturales.
Rascó su cabeza fuertemente, estaba alterado, nunca pensó que las necesitadas vacaciones que tanto añoraba se iban a convertir en un completo caos, ¿Cuándo fue lo que se le metió en el corazón? O es que ¿siempre estuvo allí?, sacudió la cabeza, se dejo caer en la mullida cama, lo mejor por el momento sería dormir, tratar de olvidar que besó a Kagome…

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Lo hizo despertar el sonido del móvil, un mensaje “¿Salimos?”, era lo mejor que podía hacer, distraerse.
Yura aparte de ser una chica muy bella sabía manejar una conversación, mantenerla divertida y dinámica, había respondido el mensaje y ahora estaba en camino a su cita con ella.
Se encontrarían en la estación de trenes, junto al reloj, ya que era un lugar en donde nadie se podría perder, la divisó a lo lejos entre la gente que entraba y salía de la estación, se veía extremadamente bien, sus cabellos cortos negros lo adornaba un prendedor en forma de rosa color rosado, un vestido de tirantes color blanco, ceñido en la cintura con un corte en “v”, unas zapatillas color rosa, ladeó el rostro e hizo un ademán con la mano, se acercó hasta ella.
- hola, que bien te ves- le sonrió
- lo mismo digo- tomó su bolso rosado con ambas manos- ¿vamos?- comenzaron a caminar
Las calles de la ciudad estaban concurridas, era un día caluroso, así que decidieron ir al parque por unos helados, caminaban mientras platicaban de cualquier cosa, en verdad era agradable la presencia de la chica.
Inuyasha se detuvo en seco.
Estaba del otro lado de la calle, mirando el semáforo, estando atenta cuando cambiara al verde… todo fue tan lento en ese instante, con la punta de los tenis negros pegaba en el piso, las calcetas de rayas negras y blanco amoldadas a la perfección por debajo de su rodilla, la falda de tablones de mezclilla, y la camisa blanco con letras azules, mostrando un hombro, su cabello azabache agarrado por una media coleta, dejando que el aire jugara con su cabello, meciéndolo…
- ¿sucede algo?- preguntó la chica que lo acompañaba al notar que ya no podía oír la voz de Taisho
- creo que conozco una heladería mas cercana- comenzó a caminar en la misma calle, evitando toparse con su media hermana
- ¿en verdad no me estoy perdiendo de nada?-la reacción del chico había sido demasiado extraña
- no, todo está bien, solo recordé una heladería más cerca y con más sabores- rió nervioso, demonios, esta situación con Kagome lo estaba aniquilando
Yura arqueó la ceja- si tu lo dices- no sonó muy convencida, pero al final si no quería decirle algo estaba bien, solo eran amigos…
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Debía ya estar loca, por un momento pensó que había visto a Inuyasha, en el cruce peatonal.
Se había quedado de encontrar con Sango un restaurant para comer, se habían vuelto las mejores amigas, a demás necesitaba despejarse un poco.
- ¡Kagome, por aquí!- escuchó a lo lejos, ladeó el rostro y su amiga estaba solo a unos metros de ella, en una mesa afuera del restaurant
- lamento la tardanza- puso su mano en su nunca cuando llego hasta ella- ¿tienes mucho esperando?- se sentó en la mesa
- solo unos minutos… ¡te salvaste!- entrecerró los ojos
- no volveré a suceder Sango…- a veces su amiga daba miedo
- ayer desapareciste…- se cruzó de brazos- estabas bailando con Kouga y de repente te esfumaste… y no atendías el móvil…
- me sentía mal…-no pudo formular otra excusa- así que me fui y apague mi móvil… me dolía mucho la cabeza- lo último era verdad, aún sentía los efectos del alcohol… ¿que mas podría decirle?, todo menos la verdad…
- aja…-en verdad no sabia si creerle o no, pero ya había pasado y ella se encontraba bien
El mesero llego hasta la mesa y tomó las órdenes, regresó rápidamente con dos vasos que los colocó frente a cada una
- disculpe- llamó la castaña, y el mesero giró- nosotras no ordenamos esto- señaló las bebidas
- lo sé, ellos las enviaron- señaló a dos jóvenes sentados dentro del restaurant que las veían
Kagome arqueó la ceja ¿Quiénes se creían que eran?- yo no la quiero
- si la quieres, dígale que gracias- le dijo al camarero
- de acuerdo señorita- se retiró
- ¿Por qué hiciste eso?- frunció el ceño
- Kagome, ¿crees que no se lo que te sucede?-entrecerró los ojos, y recargó su rostro en las manos entrelazadas- no puedes ocultarlo, se te nota cuando lo miras…- su amiga solo agacho la mirada
- por favor Sango, ya no digas nada…- agacho la mirada

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Sonó el tintinear de la campana en la puerta cada vez que entraba o salía algún cliente, la luz del sol les dio directo en el rostro.
Al salir de la heladería se topo con un restaurant, con mesas afuera, muy linda al parecer, podría ser un buen lugar para almorzar algo, pensó, ¿Qué estaba pasando?, cuando más trataba de evitarla, más parecía el destino quererle hacer una mala jugada, estaba sentada con Sango, platicando sobre algo, ella agachó la mirada, y dos hombres se acercaron a ellas, frunció el ceño… estaba a punto de cruzar la avenida, no podía hacerlo... se suponía que el la tenía que evitar a toda costa, aunque ahora los celos lo estuvieran matando…. tomó a Yura de la mano inconscientemente y caminó rápido, casi arrastrándola, era demasiada coincidencia, sería mejor terminar el paseo en otro lugar… por que estaba decidido, la olvidaría…

13 de noviembre de 2008

Capítulo 14

Capítulo 14.- Sostenme en tus brazos

Había ido a despedirse de sus padres en el aeropuerto, regresó a la mansión, era temprano, antes del medio día, y una vez que despertaba le era imposible dormir, ¿Qué haría hasta la noche?...
Subió las escaleras de mármol pesadamente, casi no había dormido, vio como Kagome salía corriendo con una mochila, lo mejor sería no hablar con ella por ahora…
Las horas pasaron rápido leyendo un libro, ya lo había leído antes, pero no le importaba repetir su lectura.
El reloj despertador marcaba las ocho de la noche, estaba listo, unos jeans algo desgastados de color oscuro, una camisa gris oscura de botones con los primeros dos botones sin abrochar, zapatos de vestir negros, su cabello despeinado… se veía en extremo deseable, tomó las llaves de su auto Mini Cooper.

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- no estés nerviosa, lo harás bien- puso su mano en el hombro de la chica
- eso espero…- sus manos sudaban y su corazón estaba acelerado
- los ensayos salieron muy bien, no te preocupes- dijo en tono consolador
La guerra de bandas había comenzado hace unos minutos, y ellos eran la próxima banda, los nervios los estaban consumiendo a todos, el presentador, los anunció, era el momento de salir…
Desde una de las mesas los observaban sus amigos, Suikotsu estaba vestido como siempre, unos jeans rotos, unas botas por debajo, una camisa blanca con detalles en rojo, una chaqueta de cuero y el paliacate rojo amarrado por el cuello con una cadena adornándolo, Kagome vestía una falda de roja cuadriculada de tablones, dos cinturones, uno de estoperoles y otro negro con orificios en círculos, unas medias algo rotas que eran agarrados por dos listones debajo de su falta, una botas negras que llegaban debajo de la rodilla sin tacón, una blusa tipo corsé negra de tiras, un collar pegado al cuello de cuero, con hebilla, el cabello azabache suelto, llegaba hasta el coxis, lacio con las puntas onduladas, que adornaba una boina de cuerno, en la costura entre la lengüeta tenía una cadena, inclinada hacia la derecha, maquillada, la sombra de sus ojos era de un color morado, con una línea marcando sus ojos, mascara, y sus labios levemente rojizos, ambos se veían espectaculares, los demás de la banda tenían aspectos únicos.
Tocaban muy bien, y ellos los animaban lo más que podían, se veían tan seguros, esperaban que ganaran el primer lugar, la guerra de bandas no tardaría mucho en terminar.
Bajaron del escenario y se reunieron con los demás en la mesa del Bar.
- ¿Qué tal estuvimos?- se acercaron Suikotsu con Kagome
- ¡tocaron muy bien!- dijo Sango muy alegre, era la primera vez que iba a un lugar con ese, con el trabajo y los estudios casi nunca salía.
- Chicos, es hora de irnos…- mencionó Kouga mirando su reloj
- ¿A dónde?- preguntó levantando una ceja
- a la noche electrónica ¿recuerdas?- entrecerró los ojos- ¿no vienes Suikotsu?
- no, tengo que esperar a que den los puntajes, los alcanzo allá- regresó con los chicos de su banda

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No sabía que hora era, pero ya había pasado bastante tiempo desde que llegaron, se encontró con Miroku dentro que iba con unas chicas, al parecer estaba bastante bueno el ambiente, y la música electrónica era su favorita.
Habían estado bebiendo, y ya podía sentir los efectos del alcohol, había mucha gente, y la pista de baile estaba llena, comenzó una de sus canciones favoritas “Castles in the Sky”, platicaba animadamente con los chicos, y con las copas que tenía encima, era más sociable.
Volteó hacia la pista, ¿Kagome?, ¿sería ella?, sus piernas torneadas, su delgado cuerpo bien formado, sus curvas… se veía demasiado bien… bailaba con un chico de coleta baja, demasiado pegados, el tenía sus manos en su cintura, y parecía que a ella no le importaba, maldita sea Kagome, ¿Por qué dejas que ese tipo te agarre así?, tenía que hacer algo, caminó hasta ellos y la jaló por el brazo, soltando el agarre del chico.
- ¿puedo bailar con ella?- frunció el ceño
- claro Taisho…- empuño la mano, la chica ya estaba algo borracha, podía ser esta su oportunidad, pero tenía que venia el estúpido ese a querer bailar con ella.
I don't wanna say I'm sorryCause I know there is nothing wrongDon't be afraid there is no need to worryCause my feelings for you are still strong
Comenzó a sonar otra canción “Hold me in you arms”, Inuyasha veía como Kagome movía la cabeza de un lado para otro, se había pasado de copas.
I don't wanna say I'm sorryCause I know there is nothing wrongDon't be afraid there is no need to worryCause my feelings for you are still strong
Inuyasha la sostenía por la cintura, se tambaleaba, se veían que no podía ya sostenerse.
- es hora de irnos Kagome- le dijo aún sosteniéndola
- no- negó con la cabeza- esta canción me encanta- cuando hablaba ceceaba un poco y alargaba un poco las palabras
I can see it in your eyesThere is somethingSomething you wanna tell meI see it in your eyesThere is somethingThat you hide from meIs there a reason why?There is somethingSomething you wanna tell meI see it in your eyesThere is somethingThat you hide for me
La luz blanca parpadeante le daba directamente en los ojos, todo se viera en cámara lenta, la hacía marearse un poco más de lo que ya estaba, solo quería estar un poco mas así cerca de Inuyasha
I don't wanna say I'm sorryCause I know there is nothing wrongDon't be afraid there is no need to worryCause my feelings for you are still strong
La acercó mas a el aún sosteniéndola por la cintura, bailando cerca, aspirando su olor mezclado con cigarrillo y alcohol que había en el ambiente. Kagome tomó su cuello con su brazo derecho acercándose a su oreja, cantando al con paz de la canción
“Hold me in your armsAnd never let me goHold me in your armsCause I need you so”
Había dicho casi en un susurro, cuando escuchaba cantar ese pedazo de la canción cerró los ojos, se estremeció, y su corazón se acelero, ¡demonios!, eso no podía pasar… ese alejó de su oído sin dejar de agarrar su cuello
I can see it in your eyesThere is somethingSomething you wanna tell meI see it in your eyesThere is somethingThat you hide from me
Se miraron a los ojos unos momentos y ella siguió bailando
Is there a reason why?There is somethingSomething you wanna tell meI see it in your eyesThere is somethingThat you hide for me
Bailaron hasta que la canción terminó, ambos salieron del lugar, Kagome aún podía verse con los efectos del alcohol.
Regresaron a la mansión, estaba todo a oscuras, pasó un brazo de ella por su cuello, mientras la sostenía tomando su cintura, a decir verdad el también sentía un poco todo el alcohol que había ingerido, reían por cualquier cosa.
- Inuyasha- aún ceceaba, se separó de él, sosteniéndose por la pared- a que no te atreves a besarme- lo señaló
- ¿estas loca Kagome?- frunció el ceño- no digas eso, por que no respondo…
- ¡cobarde!- le gritó- ¡cobarde!
- no soy un cobarde- la atrajo a sí por la cintura
- si lo eres, cobarde-le dijo en un susurro
Con la mano derecha tomó su mejilla, mientras aún la sostenía con la otra por la cintura, fue acercándose lentamente, hasta que por fin tocó sus labios, suave y dulcemente…
Estaba sintiendo los labios masculinos de él, hasta la ebriedad se había desvanecido con el simple contacto, su corazón estaba al borde del colapso, le comenzaba a doler… no importaba, hasta ahora era lo mas hermoso que había sentido… cerró sus ojos y rodeó su cuello con sus brazos.
Aún seguía besándola con devoción, la mano que estaba en su mejilla bajó a su barbilla, haciendo que abriera más la boca, introdujo su lengua, la de ambos jugaban, danzaban, saboreaban el exquisito sabor del otro, pero… su corazón latió fuertemente, y las cosquillas en su estómago comenzaron a aparecer, se separó al instante, la miró solo unos segundos, aún estaba con los ojos chocolates cerrados y la boca entre abierta, subió rápidamente las escaleras, ahora lo entendía… lo que sentía por ella no era amor fraternal… no la veía como hermana… nunca… era algo más, más que eso… la amaba… eso es lo que estaba pasando… amaba a Kagome… no, eso no podía pasar… tendría que olvidarla, conseguirse una novia… lo que fuese… pero ¿Cómo evitar a una persona que vive contigo?, se mordió el labio, aún tenía su sabor… ¡maldición!, si no podía sacarla de su vida, al menos fingiría que eso no había pasado, y evitarla lo más que pueda…

Capítulo 13

Capitulo 13.- Invitación

Regresaron en silencio a la casa… no había nadie, al parecer fueron a buscarla… subió la escaleras, al parecer ella ya había caído en un profundo sueño, aun hipeaba.
Entro a la habitación que correspondía a Kagome, la recostó suavemente en la cama, estaba sonrojada y respiraba por la boca, pobre… seguramente había sido su culpa… pasó su mano por el flequillo, ya que le tapaban los ojos… pero… ¿Por qué había reaccionado así?
Lo sacó de sus pensamientos el escuchar que la puerta se cerraba, bajo rápidamente las escaleras de madera, eran los demás…
- ¿la encontraste?- corrió hasta él Sango, tomándolo por los hombros
- si, esta dormida en su habitación- la amiga de la chica suspiró aliviada, al igual que los demás
Ya era pasada la media noche, fueron a sus respectivas habitaciones a dormir un poco, al siguiente día partirían a la capital, habían sido demasiadas emociones para un solo fin de semana.

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Después de algunas horas en la carretera por fin habían llegado a la capital, el regreso fue pesado y en demasía silencioso…
Aún seguían de vacaciones… regresar a la mansión es en extremo aburrido, sus padres aún están ahí… al día siguiente partirían para ir a ver a su hermano mayor… Sesshomaru, que vivía New York, y después se irían a pasar un tiempo en Holanda, de donde era su madre… ese viaje según tenía entendido demoraría meses… mejor para él, no tendría que soportarlos.
Necesitaba despejar su mente, cada vez era más frecuente recordar a Kagome cerca de él en el bosque… sentía esas cosquillas al hacerlo… era algo casi surreal… definitivamente, tenía que salir de ahí, dar un paseo, cualquier cosa con tal de no pensar en esa escena…
Tomó las llaves de su auto y salió sin rumbo fijo… estacionó el auto en el centro de la ciudad, a unas cuadras de la Universidad… no sabía por que lo había hecho… tal vez caminar era la mejor opción.
No despegaba las manos del volante, apoyó su cabeza en el, cuando escuchó unos golpecitos en el vidrio, ¿Quién demonios había hecho eso?, se separó del volante y miró a su derecha… la conocía, era una chica de cabellos negros, cortos debajo de la oreja y con un flequillo bien peinado, lacio, y sus ojos de un color entre rojo y morado… sus labios estaban pintados de un color rojizo, del mismo color del listón que adornaba su cabello negruzco… Sakasagami Yura… iba en su aula… bajó el cristal eléctrico.
- Hola Inuyasha- le sonrió- ¿Qué haces por aquí?
- solo quería despejar un poco mi mente- ¿sería buena idea? Que mas daba, nunca había convivido con ella que no fuera en el salón de clases, pero no perdía nada, ¿no?
- ¿problemas?- dijo en un tono de preocupación
- algo por el estilo, ¿quieres ir a ver una película?- al fin preguntó, si se negaba iba a hacer lo que tenía pensado al principio, caminar sin rumbo…
- claro, por que no…-
- sube- apretó un botón que abrió las puertas automáticamente, la chica subió al auto
La platica sobre los maestros, alumnos y materias se fue convirtiendo en una sobre sus vidas, era tan ameno platicar con Yura, nunca pensó que esa chica estudiosa que a penas si tenía una amiga iba a ser tan divertida.
Entraron al cine, una película de acción, estuvo bastante buena, trató de una asesina que se enamoraba de su “presa”, comentaban sobre esta mientras tomaban un café.
La tarde había pasado rápido, y aunque aún pensaba en Kagome, era menos, ciertamente valió la pena pasar un tiempo con su compañera.
- te dejo en tu casa- dijo abriendo la puerta del auto
- no te molestes, vivo aquí cerca- caminó unos pasos hacia atrás
- insisto- aún sostenía la puerta del auto
- no, gracias- negó con la cabeza- solo pásame tu número de móvil- sacó su teléfono celular color rojizo y se lo dio al chico
Apuntó su teléfono- aquí esta, ¿y si te suplico?- rió, y ella lo siguió
- creo que rechazare la oferta tentadora- caminó unos pasos- ¡por cierto!- dio vuelva sobre sus tobillos- mañana habrá una noche electrónica, ¿quieres ir?
- supongo que estará bien- se recargó en el auto- entonces, nos vemos mañana
- ¡a las nueve de la noche, en Lux’s!- ese lugar se destacaba por ser uno de los mejores de la ciudad, hizo un ademán con la mano y siguió caminando
Inuyasha subió a su auto y comenzó a conducir, cuando su móvil comenzó a sonar, ese tono era el de los mensajes, cuando se detuvo en la luz roja lo revisó… “NO FALTES!” leyó en la pantalla de su móvil…

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Una canción comenzó a sonar, “Rose”, buscó su móvil entre su ropa, se rascó la cabeza, quien la mandaba a ser tan desordenada, hasta que por fin lo encontró sobre el buró de la ropa.
- ¿Hola?- contestó
- ¿Kagome? Habla Suikotsu- le respondían por el auricular- quería pedirte un favor
- si, dime…-
- nuestro vocalista tiene laringitis, mañana tocamos en la guerra de bandas… ¿podías cantar tú?-
- ¿yo? Bueno… no se…- se tomó el cuello, ¿cantar ella?, se ponía muy nerviosa en público…
- por favor, las letras te las sabes… ¿si?- casi le rogó
- de acuerdo… en donde es…-
- en el Bar Ilusion, a las ocho de la noche, pero hay que vernos al medio día, para ensayar, te doy la dirección- la chica buscó donde apuntar y con que, ya que estuvo lista comenzó a dictarle las calles del lugar.
- allá nos vemos…- colgó el teléfono y lo dejó en la mesita de noche
Se medio recostó en la cama, puso su mano en la frente y veía el techo, ella sabía que Suikotsu tenía una banda, los había invitado hace semanas a ir a verlos, pero nunca me imaginó que ella tendría que cantar… con lo nerviosa que es… suspiró, serviría de distracción, desde que llegaron de la playa no había hecho otra cosa que no fuese pensar en Inuyasha… en el beso que le dio su amiga… en lo cerca que estaba el de ella, recordarlo la hacía estremecerse… quería sentir sus labios, se mordió el labio inferior… como lo deseaba…. Aunque fuera una maldita vez…

Capítulo 12

Capitulo 12.- Confundido

Salió de la casa, la buscó con la mirada… sin éxito… ¿Dónde estaba?
- ¿y Kagome?- preguntó, se encogieron de hombros y negaron con la cabeza, frunció el ceño… ¿Dónde se había metido?
- ella dijo que regresaba- habló la castaña
¿Qué regresaba? ¿A donde podría ir en un lugar tan desolado como ese?, algo andaba mal… podía sentirlo…
La desesperación e impotencia lo estaba consumiendo, tenía que hacer algo pronto… era de noche, algo podría estarle pasando en este momento… ¡no!, no podía estar mas así, esperando como un inútil…
- tengo que buscarla…-dijo a Miroku- iré al bosque- se paró rápidamente
-¡¿estas loco?!- exclamó su amigo- ¡te perderás!
- no me interesa…-siguió caminando, hasta que lo perdieron de vista
¡Inuyasha es un imbécil!, ¿Cómo se le ocurría ir así al bosque?, ¿y si no estaba ahí?... tampoco podían estar sin hacer nada… tendría que ayudar a su amigo, aunque fuera en las cercanías…

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¡Maldita sea!, ¿Por qué?, Por que… por que pasaba esto… caminaba entre las hierbas, esperanzado en que no estuviera muy lejos… ¿y si le pasaba algo? ¡NO! Esa no era una posibilidad, seguramente ella estaba bien, si, ella va a estar bien, pensaba mientras caminaba, observando todo, trataba de estar atento a su alrededor… esa noche era realmente bella, si no hubiera sido por ese estúpido beso que no significo nada para él… la noche… hubiera sido perfecta a su lado… ¿pero que demonios le estaba pasando?, en realidad quería a su hermanita… nunca antes sintió amor fraternal… que irónico que fuese con ella… a quien odiaba tanto, envidiaba… sentía celos… negó con la cabeza, eso pertenecía al pasado, ahora lo importante y prioridad para él era encontrarla sana y salva…
¿Por que carajos no pensó antes de actuar?, siempre fue tan impulsivo… traer una linterna le sería de mucha ayuda… confiaba en sus instintos… sentía que estaba cerca, algo se lo decía, solo un poco más… solo un poco más, siguió caminando hasta que entre la copa de los árboles se podía colar un poco de luz de luna…
Siguió el tenue rayo de luz… desde la punta de los árboles, dejando ver un poco la luna menguante, hasta caer en la grama del piso… ¿había alguien ahí?, al parecer estaba sentado recargando su cabeza en sus rodillas, abrazando su piernas juntas… se acercó, pronto pudo ver unos cabellos azabaches… ¿era Kagome?, tragó fuerte y dolorosamente ¿y si no era?... respiraba un poco agitado, y su corazón comenzó a latir rápido ante la posibilidad de que la persona que estaba ahí sentada no fuese ella.
- …Kagome…-dijo en un susurro casi inaudible, tenía que admitirlo, tenía miedo… - ¿Kagome?- subió su tono, pero aún era un susurro, pero esta vez la persona sentada alzo el rostro, miró hacia su izquierda y después derecha, sus miradas se cruzaron
Se miraron durante unos segundos, estaba feliz de que estuviera ahí, pronto desvió su mirada… camino hasta donde ella estaba, y se puso de cuclillas
- Kagome… ¿te encuentras bien?- dijo en un tono conciliador y suave
Asentó la cabeza, no quería hablar, si lo hacía su voz la iba a delatar, había sollozado todo el tiempo que estuvo ahí, hecha un ovillo.
Sintió como su brazo era apresado por la mano varonil de Inuyasha, se estremeció al sentir el contacto hasta que el la jalaba para rodearla con sus brazos, ¿pero que estaba haciendo?... las lágrimas comenzaron a salir de nuevo, ¿Por qué se sentía tan vulnerable cuando estaba junto a él?, maldita sea…
- me alegro de que estés bien, ya estoy aquí… no te pasara nada tonta…- quedaron unos segundos mirándose
Su cabello casi como cascada sobre su hombro… era la primera vez que se lo veía suelto… sus ojos estaban levemente rojizos e hinchados… empapados… las lágrimas habían dejado su recorrido por su mejilla, podía apreciarse mejor debido a la tierra en sus pómulos, y sus labios entre abiertos.
Subió sus manos de su espalda a su mandíbula, sus ojos tintineaban… su respiración se hizo más agitada, y su corazón latió mas fuerte ¿pero qué demonios le pasaba?...la miró, poco a poco se fue acercando su rostro
- ¿nos vamos?- estaban muy cerca, demasiado…
Otra desilusión más, no podía seguir así, tendría que sacarlo de su mente y corazón antes de salir lastimada irremediablemente.
-si- carraspeó
Caminaban por el bosque, si no mal recordaba la casa estaba para esa dirección, Kagome iba al lado suyo, callada, con la cabeza semi agachada, no podía evitar mirarla de reojo, hacía muecas de dolor a cada paso… tambaleándose…
- Kagome, dime la verdad por favor- dijo casi en una súplica- ¿te encuentras bien?
Lo miró y tragó- si, estoy bien… solo, me duelen los pies- estaba exhausta…- eso es todo…
Inuyasha se agacho sosteniéndose solo en una rodilla, encorvándose un poco, y los brazos hacia atrás como si fuera a sostener algo
- sube- ladeó el rostro para verla, pero ella solo se quedaba ahí- vamos Kagome, sube…La chica al fin lo hizo, pasó sus brazos por su cuello, entrelazando las manos, y apoyando su frente contra su hombro, lo apoderó una cálida sensación… y comenzó a sentir cosquillas en la boca del estómago… sentía su calor contra su cuerpo, recordó el abrazo que hace unos momentos le había dado, necesidad, eso fue lo que sintió, necesidad de tenerla entre sus brazos, contra su pecho, necesidad de… ¿besarla? ¡Oh Kami! en realidad ¿Qué es lo que estaba pasando? No quería descubrirlo… eso no estaba bien, era su media hermana, no podía sentir otro cariño que no fuese fraternal…

15 de octubre de 2008

Capítulo 11

Capitulo 11.- Inesperado beso

Habían acordado que para la noche iban a hacer una fogata, les parecía algo divertido, ya que con la poca luz se podía disfrutar mejor, azar malvaviscos y hacer la comida en la fogata era lo que tenían planeado, así que fueron a la ciudad a comprar los víveres para esa noche.
Las chicas seguían impresionadas o más bien embelesadas por los mayores del grupo, querían conquistarlos como fuera.
Las risas y platicas se fueron dando solas mientras avanzaba el ocaso, las primeros estrellas comenzaban a destellar en el cielo entre rojizo y azul, la noche entraría pronto y por el aire se podía inhalar un aroma… pescado ahumado…
- ¿creen que ya estén?- Kouga miraba los pescados como si estuviera muerto de hambre
- parece que ya…-dijo Miroku inspeccionando a los pescados
- ¡que bien!- gritó el hambriento agarrando uno
- ¡oye Kouga no te los acabes todos!- replicó Ayame
Kagome aún platicaba con sus amigas y con el chico de la perforación en la ceja, riendo a carcajadas, hace no mucho que habían estado dentro del agua, así que solo tenían puesto el traje de baño, y en el caso de las chicas un short y la parte de arriba del bikini al descubierto.
- olvide las bebidas, ya vengo Miroku- dijo el platinado, mientras caminaba hacia la casa Eri lo veía… esta iba a ser su oportunidad
- ¡yo ayudo!- dejo salir en casi un gritito parándose inmediatamente tras el chico.
Abrió la nevera
- Hola Inuyasha- entró la chica a la cocina- ¿puedo ayudarte?- se acercó a él
- la verdad es que estoy bien así, pero gracias- dijo sin mirarla
- no seas malo- se colgó de su brazo- déjame ayudarte
Arqueó la ceja, que pretendía esta niña al colgarse así de él- no la necesito- la miro frío
- bueno, la verdad es que no vine hasta aquí para eso…- Inuyasha estaba incrédulo, ¿entonces a que venía?, se aceró a él y lo tomó por sorpresa colgándose ahora de su cuello, tuvo que ponerse en puntas para poder alcanzarlo
- Qué pretendes…-frunció el ceño alejándose un poco de ella
- que pretendo…-repitió- ummm…-miró hacia arriba, en su lado derecho- esto…
Fue lo que dijo antes de juntar los labios con los del chico, abrió los ojos, estaba completamente congelado… nunca en su vida le habían robado un beso... escuchó un leve susurro… decían ¿su nombre?, “Inuyasha”, si, esa voz… todo pasó tan rápido que ni mismo se dio cuenta.
Se separó inmediatamente del beso, pero… era demasiado tarde, ella había visto… esa situación extraña e incómoda que ni el mismo quiso… estaba ahí, delante de él…
Eri miró a Inuyasha… ¿Qué estaba viendo? Tenía que ser demasiado interesante ¿para separarse de esa manera? Ladeó el rostro… era su amiga… Kagome… arqueó una ceja como seña de que estaba interrumpiendo.
Su corazón estaba a punto del colapso, ¿Por qué le hizo eso?... no, estaba mal… el no hacía nada que no pudiera, empuñó las manos, no quería demostrar lo que esa escena le causaba… no podía estar ahí más tiempo, no quería verlo… tenía que salir de ahí, a donde fuera… solo que estuviera lejos de ellos, lejos de él… dio media vuelta y caminó hacia afuera
- Kagome…- solo pudo pronunciar, pero ella ya había salido de la casa- ¡espera!- trató de que lo oyera, iba a ir tras ella, pero algo lo tenía apresado, volteó… esa chica… era demasiado fastidiosa, trató de zafarse, pero era más fuerte de lo que pensó.

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Caminó sin importarle que los chicos la llamaran, solo les sonrió y dijo “ya regreso”, ellos no vieron hacia se dirigía, no quería que la siguieran… no pensó que el pequeño bosque que habían cruzado para llegar a la casa de playa no iba a ser tan pequeño… y la oscura noche no ayudaba, ¡demonios Kagome!... como se te ocurre irte sin linterna, pensó, era muy tonta… ¿ahora como iba a regresar?, lo único que podía hacer por el momento es tratar de ubicarse, ya había estado ahí antes, tendría que recordar la vez que sus hermanos la perdieron apropósito en ese bosque… decían que iban a jugar a las escondidas… que malos recuerdos… pero este no era el momento adecuado, ladeó el rostro para ambos lados y se rascó la cabeza… estaba segura ahora… se encontraba completamente perdida…
Se sentó en la grama, recargándose en el tronco de un árbol, ¿Cuánto había caminado?, demasiado… se respondió a sí misma, los pies le dolían… descansaría un poco y después volvería a intentar regresar a la casa…
La imagen de Inuyasha besando a su amiga llego a su mente… ¿Por qué le importaba tanto?, solo era un simple gusto, negó con la cabeza… era algo más y ella siempre lo supo, pero trato de negarlo, por su bien… lo que ella quería ¡nunca! Podía pasar… ni en sus más locos sueños… recargó la cabeza en el tronco, mirando al cielo estrellado y como la luna menguante iluminaba sutilmente la copa de los árboles… su corazón le dolía… una lágrima logó escaparse, haciendo un camino por su mejilla, ¿desde cuando sentía eso por él?... no lo sabía, lo único que ahora tenía claro es que lo amaba, si, lo amaba… más lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, ya no podía contenerlo más… por más que pasara su mano para limpiarlas seguían saliendo… y ella sabía la razón, no por verlo besarse con su amiga… sino por saber que el amor que sentía nunca podía ser correspondido…

Capítulo 10

Capitulo 10.- Pidiendo disculpas

Desde el incidente no le dirigía la palabra por más que intentara… pero era su culpa… había dicho cosas hirientes sin si quiera pensar que podría afectarle.
La tarde había llegado, y con ella los deseos por ir a la ciudad de Yokohama, estaban algo alejados de ella, pero nada que con unos minutos en carretera no arreglara.
Estaban en el centro de la ciudad, algunos comprando otros simplemente observando como turistas… aunque algunos ya conocían lo bello que era Yokohama.
Fueron hasta un restaurant de comida típica, en donde se la pasaron platicando y riendo, aunque Kagome aún ni siquiera la mirada le dirigiera, mezquina, pensó, tenía que disculparse pronto, si no eso se iba a poner peor.
- ¡vamos al parque de diversiones!- sugirió una de las amigas de Kagome
- ¡si!, la última vez que vine no pude subirme a varios de los juegos…- hizo un pequeño puchero
- por mi no hay problema Inuyasha…- se acercó al platinado- más si puedo estar a solas con Sanguito en la rueda de la fortuna- entrecerró lo ojos con picardía
El parque de diversiones de Yokohama es reconocido por tener una de la ruedas de la fortunas más grandes en el mundo, junto a la rueda del milenio en Londres
- como quieran…- se encogió de hombros
Ya se podía apreciar el ocaso mientras se encaminaban al parque temático, Kagome aún no le dirigía la palabra, y por alguna extraña razón eso le venía afectando más de lo que pensó.
Desde la distancia podía apreciarse la famosa rueda de la fortuna que sobresalía entre los grandes edificios de la ciudad.
- ¿A dónde quieren ir primero?- preguntó Kouga queriendo aparentar que no le emocionaba estar ahí.
- ¡vamos a la montaña rusa!- gritó Ayame tomando de la mano a Kouga
-¿montaña rusa?- en su rostro podía verse el miedo, y su color desapareció, era la primera vez que se iba a subir a uno de esos juegos e iba a ser la ¿montaña rusa?, pero para su desgracia Ayame era más fuerte de lo que parecía y no lo dejo escapar
- nosotros queremos un algodón de azúcar- caminaron Yucca y Eri, que cada agarró un brazo de Suikotsu, para ir a la sección de comidas
- Sango, nosotros podemos ir a la rueda de la…-no terminó de decirlo ya que la chica estaba caminando junto con los demás
La pelinegra había dado unos pasos, para seguirlos
- ¿aún no me vas a hablar Kagome?- preguntó su medio hermano, esa situación lo estaba cansando- ¿y dices que soy yo el orgulloso?...- aún sin respuesta, esto lo enfureció- ¡ya no aguanto mas!
Buscó con la mirada un lugar para hablar tranquilamente, cuando pro fin lo encontró la tomó del brazo y comenzó a jalar dentro de una cabina de la rueda de la fortuna, fue rápido el proceso, estaban junto a esta.
- ¡oye pero que te pasa!- replicó Kagome ya dentro del juego, tratando de salir pero este comenzó a girar
- ahora si… se que el comentario que hice fue de mal gusto
- ¿de mal gusto?- dijo en tono sarcástico y levantando una ceja
- de acuerdo, fue hiriente- la chica lo miró, se estaba ¿disculpando?, Inuyasha suspiró- no tenía que haber dicho eso… en realidad…- su corazón comenzó a latir más de lo normal, pero él estaba seguro que es por que nunca en su vida había pedido disculpas a una chica y menos a su media hermana- si me interesa…- los ojos de Kagome comenzaron a brillar sin que ella lo notara- y creo que te he agarrado cariño- miró hacia el piso, mientras que a ella parecía que su corazón iba a salir de donde estaba- después de todo eres mi hermana… ¿no?- la miró
La desilusión se apoderó de ella… era verdad, ellos eran… después de todo medios hermanos, y eso no iba a cambiar nunca, se mordió el labio inferior, no podía ilusionarse con Inuyasha… aunque eso ya era demasiado tarde…
- Kagome…-volvió a hablar- ¿me disculpas?- la miró directo, ella ladeó el rostro y asentó la cabeza
- pero que no vuelva a ocurrir- le sonrió
Quedo impactado ante la escena… sonreía sinceramente, las luces de la rueda de la fortuna iban cambiando constantemente, la noche ya había llegado, las cosas entre ellos han ido mejorando con el paso del tiempo, y podría ser por que ahora ya habían madurado, aunque sea un poco…

Capítulo 9

Capitulo 9.- Vacaciones en la playa

Al fin había pasado la semana, y ya los muchachos estaban llegando a la casa de la playa.
Fueron los compañeros de clase de Kagome… Kouga, Suikotsu, Yucca, Eri, Ayame, y su amiga Sango, mientras Inuyasha solo le dijo a Miroku.
En solo dos autos se repartieron, en el de Inuyasha se fueron Kagome, Suikotsu, y Sango, mientras que en el de Miroku subieron Kouga, Yuuca, Eri y Ayame
La casa de la playa, parecía una mansión para algunos… pero era mucho más chica que en la que vivían los medios hermanos, al terminar de instalarse todos fueron a disfrutar del hermoso día, solo iban a estar dos o tres días, así que había que aprovecharlos al máximo.
Las chicas no podían creer que estaban con los dos chicos mas codiciados de a Universidad, que iban en último año, iban a hacer todo lo posible por llamar su atención.
Kagome estaba haciendo castillos de arena junto con Sango, platicando de todo lo que se habían perdido en los años, las demás ya estaban dentro del agua jugando con una pelota de playa, menos Inuyasha y Miroku que estaban bajo una sombrilla.
- ¡Kagome!- se escuchó una voz femenina gritar su nombre- ¡el agua esta deliciosa, ven!
Miró a su media hermana pararse de la arena, se quitó el short de nylon azul cielo, la camisa estaba bastante grande, le tapaba su traje de baño, la fue subiendo poco a poco, dejando ver el bikini blanco de dos piezas y su cuerpo escultural, ¿esa era su hermana?, su vientre plano, bien proporcionada, con curvas exquisitas, su cintura y caderas marcadas con un adorno en su ombligo, ¿otra perforación?, pero a decir verdad se le veía muy bien, los hombres sin pensarlo se quedaron viéndola mientras jalaba a su amiga, que llevaba un bikini fucsia, tenía un hermoso cuerpo, su cintura no era tan marcada y estaba ligeramente más alta que Kagome, pero no dejaba de ser bella, y sus pechos eran un poco más grandes… ambas parecían ángeles en la tierra.
- ¿por que no me las haz presentado?- le dijo Miroku a su amigo sin quitar la vista de las chicas
- ¿estas loco?- levantó una ceja- no te presentaría a mi hermana ni aunque me pagaras
- ¡con más razón amigo! Así seríamos cuñados… pero me gusta más su amiga…- suspiró
- menos mal- dijo para sí
Inuyasha miraba a los universitarios jugar dentro del agua con la pelota de playa, aventándosela unos a otros, mientras uno en el medio trataba de atraparla, Ayame lanzó la pelota a Kagome, el de cabellos castaños era quien estaba en medio, fue hasta ella tratando de quitarle la pelota, esta se la aventó a Kouga antes de que pudiera quitársela, el chico vio una oportunidad muy tentadora… abrazó a Kagome, pero el impulso que tomó era demasiado fuerte, así que ambos cayeron de lleno al agua, salpicando a todos…
Esa imagen le producía… celos… y cierto enfado… como es que ese tipo se le ocurría abrazar así a su media hermana… y mas enfado le producía al ver que ella no hacía nada.

Suikotsu estaba encima de ella… a decir verdad era un chico bastante guapo… sus mejillas se fueron sonrojando al verlo tan cerca… sus ojos grises eran embelesantes… ladeó el rostro un poco nervios, deseaba que él no hubiera visto… pero Inuyasha ya no estaba en su lugar bajo la sombrilla… ¡kami por favor! Que no haya visto nada… aunque sabía que para él ahora solo era su hermana menor le importaba que no pensara mal…
- Inuyasha…-susurró
Se levantó empujando a Suikotsu hacia un lado y corrió dentro de la casa…
- ¿Inuyasha?- repitió lo que dijo la chica, frunciendo el ceño, seguía sentado gracias al empujón que le había dado Kagome…

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Entro a la cocina por un vaso de agua… como es que esa escena le causó todo eso… ya comenzaba a sentir esos celos que les daba a los hermanos mayores por ver a sus hermanitas con novio… suspiró… el nunca fue así, ni siquiera con las que fueron sus novias… ¿que era lo que le estaba pasando?
- Inuyasha- oyó detrás de él, era la voz de su media hermana, así que volteó
Estaba en el umbral de la cocina, viéndolo- …que- fue lo único que dijo, pero ella no respondió- por que no regresas con tu noviecito- tomó el agua- se ve que la estabas pasando muy bien
- el no es mi novio- frunció el ceño- bueno, y si lo fuera que…-lo retó, pero el no se iba a dejar, claro que no
- ni que me importara…- ladeó el rostro tratando de evitar su mirada
- que bueno que no te importe, así pode divertirme como yo quiera- posó su dedo índice en su barbilla- capaz y esta noche lo invito a mi cuarto… a jugar damas chinas tal vez…-dijo con un tono de sarcasmo
- … pues haz lo que quieras Kagome… no me interesa lo que hagas o dejes de hacer…-
Ese comentario le había dolido… no contestó nada, solo dio media vuelta y salió de nuevo donde sus amigos.

Capítulo 8

Capítulo 8.- ¿Trato?

La noche anterior fue demasiado confusa…a ese sentimiento le llamaban ¿hermandad?, no lo sabía, pero nunca antes lo había sentido...
Ojalá que a Miroku no se le ocurriera molestarlo ese día, no estaba de humor… hacía calor para su buena suerte, llevaba un pants rojo y una camisa polo blanca algo holgada, y una gorra del mismo color que el pants, era muy raro que llevara una...
Solo esperaba que la semana pasara rápido, al fin vacaciones, lo que necesitaba… unas tranquilas vacaciones, sin padres… solo….
Suspiró antes de entrar al salón cabizbajo, directo a su asiento en la última fila, el profesor entro…
- Buenos días… Señor Taisho- demonios, ya lo había visto…- sabe las reglas de la institución- se quedaron callados ambos- se quita la gorra o se retira Señor Taisho- el maestro se estaba cansando.
Se escuchó un sonido bastante molesto para los estudiantes, ese que es producido por el pupitre cuando se mueve, y salió por la puerta, no estaba dispuesto a quitarse la gorra y dejar ver las manchas moradas en su rostro, ¡No, eso imposible!
Fue a la biblioteca de la Universidad a leer un poco, esa era una de sus pasiones.
Ya era hora de la salida… que rápido pasó el tiempo, pensó, aunque siempre pasaba lo mismo cuando leía… no quería llegar a su casa, pensó unos momentos que podía hacer…
Caminó por las instalaciones de la Universidad, como si estuviera buscando algo, ahí estaba, su mismo círculo de amigos… parpadeó simultáneamente, llevaba un overol, pero este en lugar de ser pantalón era falda, de mezclilla, y un tope negro, podía verse su cintura, frunció el ceño y caminó hasta donde estaba ella
- Hola- dijo al círculos de nuevos universitarios, unas chicas estaban sorprendidas y sonrojadas- Kagome ¿nos vamos?- no subía la cabeza más de lo debido.
- ¿nos vamos?- levantó una ceja- ¿a donde?- las chicas miraban a Kagome con ojos de odio… y ella decía que no lo conocía.
Taisho era sin dudas el hombre más popular de la escuela, era demasiado bello para algunas, podría ser comparado con un ser celestial o hasta con un Dios.
- si ella no quiere no veo por que la tienes que llevar- entrecerró los ojos uno de los chicos presentes, este tenía el cabello castaño a la altura de la mitad del cuello, sus ojos eran grises, tenía una perforación en la ceja, vestía un pantalón de mezclilla algo ajustado, una camisa negra y un paliacate amarrado por el cuello.
- esta bien- Kagome agritó sus manos en señal de que no había problema
- solo te raptare un rato- la tomó de la mano y comenzó a jalarla
- ¿Qué es lo que quieres?- preguntó sin dejar de caminar, y sentirse un poco nerviosa por que le agarrar la mano
- solo invitarte a comer ¿no quieres?- se desilusionó un poco, quería convivir mas tiempo con ella…
- no, no es eso… pero… deberías descansar, ¿como amaneciste?- era la primera vez que sonaba sincera, y su tono era de preocupación
- bien, un poco adolorido, pero es algo sin importancia- se encogió de hombros
No preguntó nada mas, al parecer ella estaba saliendo de ese caparazón de niña rebelde… ¿estaba cambiando? O siempre fue así y nunca se dio cuenta.
Fueron al centro comercial, ya habían comido algo, y tenía una sorpresa para ella… a demás podían pasar el tiempo juntos, al parecer ninguno de los dos quería estar en la mansión.
- se puede saber ¿ahora a donde vamos?- le preguntó, era guiada por su medio hermano
- es una sorpresa…- dijo sin parar su caminata- bien, aquí estamos- paró frente a una tienda de ropa- creo que te debo un abrigo…
- no, ¡no tienes por que hacerlo!- era raro, nunca espero algo de él… dio media vuelta sobre sus tobillos
- ¡oye a donde vas!- la tomó del brazo
- ¡no quiero nada tuyo! Piensas que puedes comprarme, que puedes tenerme lastima ¿no?- enmarcó las cejas
- ¿Qué?- comenzó a reírse
- ¡que te causa tanta gracia!- estaba bastante enojada
- estas loca, pero que cosas dices… yo nunca haría algo como eso… que poco me conoces Kagome
- si, tienes razón, te conozco poco por que alguien no dejo que lo conociera nunca- eso le dolió, era cierto… cada una de esas palabras, pero aun había tiempo para enmendarlo ¿no?
- lo siento, pero aun tenemos tiempo ¿verdad?- estaba completamente arrepentido de su actitud anterior
- con una condición- se cruzó de brazos y él solo alzó las cejas- vamos a la casa en la playa de vacaciones…
- bueno, supongo que si…-se rascó la cabeza
- van a ir los compañeros de mi salón si quieres puedes llevar a alguien- sacó un cigarrillo, no había fumado en todo el día, y ya le hacía falta
- pero ahí va mi condición- agarra el cigarrillo y lo bota- no fumes, aunque sea en mi presencia… ¿trato?- le extiende la mano
- está bien- entrelaza sus dedo índice y anular y le da la mano libre- trato

Capítulo 7

Capitulo 7.- Revelaciones

Kagome lo llevaba hacia su cuarto, su brazo estaba sobre hombro de su media hermana, sus piernas a penas si respondían, casi no podía sostenerse y mucho menos mantenerse en pie.
Cuando comenzaron a subir las escaleras, estuvieron a punto de caer… se maldecía… como es que llego a estar en ese estado… claro, la golpiza que le dieron…
Las imágenes regresaban a su memoria… ¡desgraciados!, le costaba un poco respirar, estaba exhausto…

No podía creerlo, que él se hubiera arriesgado por ella… ni en sus sueños más locos hubiera pasado… capaz y… ¿estaba soñando?, eso sería una buena respuesta…
Miró de reojo… ahí estaba él, lastimado… golpeado… ¡maldición! Todo por su culpa… por su vicio… por su necesidad…
Al fin llegaron a su habitación… nunca había entrado… era de un color rojo opaco, con una gran ventana que la tapaban las cortinas negras… una estantería de libro que ocupada toda una pared hasta el techo, un escritorio con un ordenador… su cuarto era demasiado amplio, mas que el de ella, y eso que se le hacía enorme… todos los cuartos tenían baño propio, y este no era la excepción según pudo ver
Lo recostó en su cama, esa noche no tenía intenciones de preguntarle nada, ni siquiera el por que la había seguido… ¡la había salvado! Tan siquiera ahora sabía que no le era indiferente… y si, era verdad… le importaba que no lo fuera, le gustaba Inuyasha, pero era solo un gusto… y un gusto no es más que eso… ¿verdad?... tenía que irse, dejarlo descansar…
- Kagome…- la tomó del brazo- ¿estás bien?
- Como se te ocurre preguntarme como estoy… ¡mirate como estas!- bajó el rostro
- ¡tonta!- se tomó la costilla derecha, le estaba doliendo- Nunca debí preocuparme por ti
- ¡no te dije que lo hicieras!- se soltó del agarre y salió de su habitación
Ladeó el rostro en su almohada… en realidad el tonto era el… por ser siempre así con ella… su cuerpo le dolía en demasía… escuchó la puerta de su cuarto abrirse, ¡kami! que no fueran sus padres… si no, lo terminarían por matar… pero fue todo lo contrario… comenzó a sentirse bien… y un frió se apoderó a su frente
- ¿te sientes mejor?- se sentó en el filo de la cama, pasando el trapo húmedo por su rostro, quitando la sangre seca
No dijo nada, se llevó una gran sorpresa… nunca pensó que regresara… y menos a ¿cuidarlo?... ¿eso estaba haciendo?... ¿o solo le devolvía el favor?
- creo que… si…- miraba hacia la cortina negra de su habitación- no tienes por que hacer esto…- se quitó la bolsa con hielos de la frente
- ¡pero si serás terco!- se cruzó de brazo, pensando- …nunca me has dejado ayudarte…- suspiró- y creo que no perderás esa costumbre
- … Kagome…- no sabía que decirle
Era la primera vez que se abría de esa manera, y bueno, ella tenía razón, siempre que intentaba jugar con él, o cuando su hermano y el jugaban a cualquier cosa… siempre lo trataba de ayudar cuando perdía… y siempre la respuesta era la misma… la rechazaba…
Sabía muy bien por que… tenía coraje… su padre tuvo una hija con otra mujer que no era su madre… y lo hacían convivir a la fuerza con ella… sentía celos… a veces… de que su padre pasara tiempo con ella, nunca los hacía con ellos… o era muy raro, pero con ella era un poco diferente.
Nunca entendió hasta ahora… ella estaba sola… y ahora lo estaba más… sin nadie mas que ellos… fue demasiado egoísta todo ese tiempo, pero era solo un niño… eso no era excusa, fue cruel y despiadado con ella…
- lo siento… tienes razón, soy un terco…- ambos rieron, pero a el le dolió de nuevo las costillas, se quejó
- Inuyasha… quítate la camisa- se sonrojó
Alzó una ceja- ¿ya tan rápido quieres verme desnudo?- bromeó
- ni que tuvieras tanta suerte- le regresó la broma- anda, solo voy a vendarte…
- no es necesario- su orgullo era más fuerte que cualquier otro golpe en el mundo, hasta ese… sintió como las costillas le dolían más, se quejó más fuerte
- ¿ya vez? Orgulloso…- a penas si había tocado y ya se estaba quejando…
No había de otra, se quitó la camisa dejándose oír sus exclamaciones de dolor y maldiciendo, Kagome tragó fuerte… iba a ser un reto vendarlo… su cuerpo estaba muy bien a decir verdad, se notaba lo trabajado que estaba… y como sus músculos se marcaban en cada parte… trató de no ver, de concentrar en el área lastimada… no podía ver una mancha que apenas comenzaba a ponerse color morado, solo esperaba que no tuviera la costilla rota… pero por si las dudas comenzó a vendar su torso, sentía cierto calor en sus mejillas y escalofríos en su espina dorsal cada vez que lo tocaba… por fin había acabado…
- Gracias… - fue sincero… ni siquiera cuando su madre murió… en realidad estaba cambiando… o es que… ¿sus sentimientos eran los que estaban cambiando?
- creo que es mejor que te cambies… no creo que quieras dormir con tu pants ensangrentado- lo señalo
¿Su pants? Miró hacia donde señala, ¡maldición! Se le había olvidado por completo… ahora tendría que tirarlo… la sangre no se le iba a quitar… hablando de ropa…
- Kagome… tengo algo que decirte…- estaba nervioso, seguramente toda la amabilidad que tenía en ese momento iba a desaparecer, tendría que correr el riesgo…- Sali a llevarte tu abrigo… y… bueno… - ¿por que le costaba decirlo?… tenía miedo de que no le volviera a hablar ¿por qué? Ni siquiera el lo sabía… suspiró- lo perdí…
- … no importa… solo es un abrigo ¿no?- hizo una media sonrisa

Capítulo 6

Capítulo 6.- Impulso

Acababa de llegar a su casa, los trabajos cada vez eran más difíciles y tenía que pasar horas en la biblioteca de la Universidad para poder adelantar un poco…
Pasó su mano por sus ojos, estaba cansado, eran las once de la noche según su reloj, con buena razón… había pasado casi todo el día en la Biblioteca…

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- ¿Dónde están?- se preguntaba así misma rascándose la parte trasera de la cabeza, como si eso le ayudara a recordar.
Su cuarto estaba desordenado, en verdad necesitaba un cigarrillo, tenía una ansiedad que solamente el tabaco le quitaba… pero no encontraba la cajetilla, ¿Dónde la había puesto?, ya había buscado por todos los lugares posibles… hasta que recordó… el pantalón, metió su mano en el bolsillo trasero del pantalón y vio la cajetilla de su único vicio, la abrió pero… vacía… su último cigarrillo lo había dejado caer en la grama… tenía que salir a comprar otros, si no le iba a dar un ataque de nervios, según ella.
Salió de la mansión precavidamente, no iba a tardar, comprar unos “Black Stones” en cualquier tienda no demoraría mucho.
Caminó por las calles iluminadas por los faroles, ya con los cigarrillos en su bolsillo, se talló los brazos, y su camisa azul marino que le llegaba apenas al ombligo no la cubrió mucho, hacía frio… ¿Por qué no se le ocurrió traerse un abrigo?...
Una sensación la abordó, esa que sientes cuando alguien te esta siguiendo, caminó más rápido cuando una persona se pone frente a ella, no podía verlo muy bien, los faroles no iluminaban demasiado en esa zona, se volteó rápido para caminar en dirección contraria.
- pero que linda- se acercó a ella
- si, mira esa ropita tan sexy que trae- agarró su camisa y la trató de levantar un poco, pero ella se la arrebató
Corrió entre ellos, el único lugar posible del que podía huir, no miraba hacia atrás, no quería hacerlo, solo corría, sintió como su cabello la tiraba hacia atrás
- ¿A dónde pensabas ir preciosa?- la jaló sin piedad, sintió que le arrancó algunos cabellos
- Keh…- se quejó, le dolía el cráneo del jalón, mientras el otro la tomó por el brazo
- creo que pensaba huir de nosotros Renkotsu- rieron ambos- no escaparás preciosa- la aventó dentro del callejón, cayendo encima de unos botes de basura, haciendo un ruido estruendoso
El chico que tenía un paliacate azul en la cabeza la acercó jalándole el cabello y la hizo pararse, Kagome trataba de dar golpes al aire…
- agárrala Goshinki- demandó el otro, este pasó sus brazos por los de ella, dejándolos en la espalda de la chica, una llave.
Renkotsu la tomó de nuevo por el cabello jalándola hacia él, lamía su mejilla hasta la sien, tocaba su cuerpo, sus senos, la lastimaba… Estaba perdida… no quería ver, cerro los ojos con fuerza y espero lo peor… pero nada… el que la estaba besando y tocando dejo de hacerlo, y la llave dejo de dolerle, y se fue soltando, y escuchó los quejidos de sus agresores.

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Había visto a Kagome salir, no dudo en seguirla, esa niña seguro se metería en problemas, pero antes tomó su abrigo y por lo visto ella había olvidado el suyo… despistada, pensó.
La había perdido de vista, ¡maldición!, ¿Dónde se había metido?, hace un rato que la buscaba por las calles.
- seguramente ya regreso a casa- dijo para sí, pensando…
Pero ¿Por qué se preocupaba por ella?... bueno, no tenía nada de malo, al fin y al cabo era su media hermana, y tenía que enmendar como la había tratado…
Caminó metiendo sus manos en sus pants blancos Puma, aún cargando el abrigo de Kagome… se oyó un estruendo, caminó rápido, ladeó el rostro, vio a dos personas entrar presurosas al callejón.
Le dio mala espina ver esa escena, así que fue hasta ellos, caminando sigilosamente, y los vio ¡tenían a Kagome!, la imagen quedó grabada a la perfección en su memoria, uno de los dos tipos la tenía agarrada del cabello lamiendo su mejilla, con su mano tocando su cuerpo… y el otro le hacía una llave por detrás para que no se moviera.
No dudó, nunca lo hizo, le dio un golpe al que estaba a punto de besarla, directo en la mejilla, con tanta fuerza que cayó al suelo, por detrás lo agarraron del cuello.
- mal…dito…-apenas pudo pronunciar, lo estaba asfixiando
Enterró su codo en el estómago del agresor de su media hermana, este aún estaba tomándose el lugar del golpe, le había sacado el aire, corrió hacia Kagome, pero uno de los vándalos lo tomó por los brazos, como había hecho con anterioridad
- ¡Inuyasha!-gritó su nombre
- ¡corre Kagome!- se quedó pasmada- ¡Corre! ¡No te detengas!- hizo lo que le dijo, aunque no quisiera…
Escuchó unos quejidos a lo lejos, pero siguió corriendo hasta donde sus pies le dejaron, estaba demasiado agitada… y su corazón comenzaba a latirle rápido, a dolerle… pero no podía parar, no ahora… necesitaba hablar a los policías, no, demorarían demasiado, tenía que conseguir ayuda, lo que fuera…
Llegó a la mansión, nadie estaba dentro, no podía despertar a sus padres… ellos no, no quedaba otra opción… buscó algún arma para poder utilizar contra sus agresores, ahora los de Inuyasha… sus manos temblaban torpemente… pro fin encontró un bat de beisbol, iba a salir del “hogar”, cuando abrieron la puerta.
Había abierto la puerta, y no pudo sostenerse más, cayó de rodillas al piso, respiraba entrecortado, tosió y de su boca salió un poco de sangre… ¡Maldición! su pants blanco se había manchado de sangre… Se limpió la boca pasándose la mano.
Su visión a veces no era la mejor, y no ponía mucha atención en las cosas… ella estaba frente a el, sus labios entre abiertos y sus ojos cristalinos… ¿como es que no lo había visto antes?... era… realmente bella…

12 de octubre de 2008

Capítulo 5

Capítulo 5.- Vieja compañera

Iba rumbo a la escuela, manejando, pensando, pero no se puede hacer ambas a la vez, el claxon de un automóvil lo sacó de sus pensamientos, un próximo choque lo hizo reaccionar, si no era por su agilidad al volante estaría en esos momentos en el hospital.
Respiró aliviado, solo eso faltaba… un accidente.
Esa Kagome iba a morir de hambre, pero el no podía hacer nada, lo seguía evitando, por eso se fue de la cocina, por eso no bajaba…


- Buenos días Inuyasha- lo alcanzó
- que madrugador… oye…- se volteó a verlo- ¿no estabas expulsado?
- lo estoy- rió
- que cínico eres – entrecerró los ojos- entonces… ¿Qué haces aquí?
- solo quería tomar un café con mi mejor amigo Inuyasha- pasó su brazo por su cuello
- déjate de mariconerías ¿quieres?- quitó el brazo de su amigo
- ya, ya, no te enojes mi fiera, ¿entonces?- acercó su rostro al de Inuyasha
- entonces ¿Qué?- siguió caminando hacia la entrada
- ¡vamos hombre!- se posó frente a el- saltarte unas clases no te hará mal- lo miró con sus ojos azul marino bien abiertos, mirándolo, como si tuviera unas estrellas en los ojos.
- ¡Feh!- ladeó el rostro- está bien, pero solo la primera hora- alzó su dedo índice al aire
- y se ve que lo necesitas- dijo casi en un susurro
- ¿dijiste algo Miroku?- volvió a entrecerrar los ojos
- ¡no nada!- rió de nuevo

La cafetería era bastante acogedora, al entrar a ella pudieron percibirlo como primera instancia, había muy poca gente, pero para la temprana hora que era, tres personas era demasiado.
La cafetería frente a la escuela, nunca habían ido, aunque solo había que cruzar la calle para llegar ahí, pero teniendo una dentro de la escuela, no tenía mucho caso salir solo para tomar un café.
Se sentaron en la mesa que daba hacia la Universidad, no por que les gustara ver donde estudiaban, si no que tenían una bonita vista, y para Miroku… ver mujeres cada vez que pasaban, lo libidinoso no se le quitaría con los años.

- ¿les dejo la carta?- se acercó una chica de cabellos castaños, vestida con el uniforma de la cafetería y un mandil negro, bastante linda para ser camarera.
- no, yo solo quiero un americano- miró a su amigo que se había quedado viendo a la chica
- lo mismo y una cita contigo- le agarró la mano, e Inuyasha posó sus dedos en su frente, viendo hacía afuera, su amigo nunca cambiaría

La chica zafo su mano del agarre tranquilamente- entonces serán dos americanos- apuntó en su libretita y fue hasta la barra donde se hacían los pedidos, mientras que su amigo la veía caminar con la boca semi abierta, no contuvo más la risa, las carcajadas salieron y pegaba en la mesa.

- ¿de que ríes Inuyasha?- entrecerró los ojos sabiendo la posible respuesta
- te batearon- rió
- eso esta por verse…- la muchacha llegó con lo que ambos habían pedido
- aquí están sus americanos- depositó ambas tazas en la mesa- ¿se les ofrece algo mas?
- si, tú nombre o una cita, puedes escoger- ambos se miraron a los ojos
- con permiso- se retiró de la mesa, mientras que Inuyasha no dejaba de carcajearse
- “esa chica me gustó mucho”- pensaba el de cabellos negros mientras movía torpemente el café- “no me daré por vencido”

================oOo================

Las clases pasaban hasta que fue hora del receso, y como ya era costumbre fue hasta esa banca en donde pasaban su hora de descanso, se quedó en pie platicando con los chicos, mas bien ellos le hacían preguntas y algunas veces hablan entre sí, cosas sin importancia, temas irrelevantes para ella, sacó del bolsillo de su pantalón una cajetilla “Black Stones” su sabor era dulce, pero a la vez fuerte, le encantaba la mezcla, dentro solo quedaba un cigarrillo, se relamió los labios y puso el cigarrillo en su boca… comenzó a buscar su zippo dentro de los bolsillos del pantalón de tela negra, cuando lo vio pasar, siempre su vestimenta sport y su cabello desordenado, el cigarrillo que tenía en su boca y que estaba a punto de encender cayó de sus labios al suelo… solo lo miró como lo hacían mas chicas…caminaba con un amigo suyo, el de la otra vez…
Salió de la Universidad, aún no quería toparse con él, y menos verlo a la cara… a sus ojos dorados… movió la cabeza, debía de dejar de pensar en su medio hermano…
Entro a la cafetería frente a la escuela, ya no iba a regresar a clases, solo faltaba las últimas dos clases y los maestros no eran mucho de su agrado, así que no le tomó importancia, caminó hasta una pequeña mesa al rincón, donde no había ventanas y por consiguiente nadie la vería.

- ¿te ofrezco algo?-
- si, solo un cappuccino- miró a la chica, se le hizo familiar, entrecerró los ojos tratando de recordar quien era… quien era…. La mesera dio la vuelta para llevar el pedido- ¿Sango?

La de cabellos castaños detuvo su paso y dio media vuelta- ¿disculpe?

- ¿eres Sango Suzuki verdad?- se paró de su asiento, se fue acercando a ella lentamente
- pero… ¿Cómo lo sabe?- frunció el ceño
- ¡no me digas que no me recuerdas! ¡Sango!- la agarró por los hombros- bueno, en ese tiempo tenía el cabello más corto y tenía frenillos- miró hacia el suelo un poco avergonzada de su apariencia pasada
- ¿¡Kagome Higurashi?!- abrió más sus ojos de igual color que su cabello, castaños

Se había reencontrado con una vieja compañera de salón cuando recién entraba a Bachillerato, educación superior.
Sango era bella y popular, desde que comenzaron el liceo juntas, en el mismo salón, pero nunca fueron más que compañeras de clases, era todo lo contrario a Kagome, le pareció bastante extraño que recordase su nombre después de tantos años…
¿Cómo es que alguien como ella ahora era mesera? Aunque sabía que venía de una familia con muchos problemas económicos… pero nunca lo pensó… venía por ratos para platicar un poco, pero nunca lo suficiente como para ponerse al tanto.

- Higurashi… supe lo de tu madre…- salían ambas de la cafetería, acaba de terminar su turno
- no te preocupes, estoy bien- esbozó una sonrisa
¡Vaya si se había convertido en una hermosa mujer! Pero bueno, era como el cuento en el que el patito feo se convertía en cisne, ¿no?
- ¿Cuándo regresaste?- Kagome la miró con incredulidad- supimos que te fuiste a París
- regrese el fin de semana pasado, estoy en la Universidad-la señaló- ¿y que has hecho?- seguían caminando aún sin un rumbo
- trabajo como mesera medio tiempo, para poder pagar la Universidad- miró al cielo

Siguieron platicando, dando vueltas sin sentido, hasta que era la hora de irse de la castaña, iba a su Universidad que según le dijo no estaba muy lejos, el tiempo las había cambiado tal vez para bien o tal vez para mal, pero de algo era seguro, se verían con más frecuencia, y quien sabe, hasta podrían ser amigas.

27 de septiembre de 2008

Capítulo 4

Capítulo 4.- Sentimiento inevitable

Movía su cabeza hacia el hombro, primero uno y después el otro, para acomodárselo, siempre se le hacía más largo el viaje de regreso de la Universidad, seguramente era por el tráfico, se pasó la mano por su cabello platinado desordenándolo un poco.


Estúpida Kagome… ahora era tan diferente a como la recordaba, bueno, de lo poco que recordaba mejor dicho, en los últimos dos días habían hablado más que en toda su vida de “hermanos”.
Entro a la gran mansión, por primera vez se sentía un poco solo… ¿Por qué era?, ni siquiera él tenía aún la respuesta…


- Buenas tardes Señor Inuyasha- hablaron detrás de él, brincando un poco
- ¡Mioga! Me has asustado…- dejo salir un suspiro de alivio


Mioga era un anciano que trabajaba ahí desde que él tenía memoria, era casi parte de la familia, tenía un mostacho blanco, adornado su rostro, al igual que el color de su escaso cabello, le llegaba a los hombros al joven, debería ser seguramente por encorvado que estaba, y rió, haciendo que su rostro se deformara un poco, debido a las arrugas que se encontraban en todo el rostro.

- Discúlpeme… solo venía a decirle que la comida se servirá cuando usted diga- mantenía sus manos en su espalda
- eh…-pensó un poco rascándose la cabeza, ¡pero que mas daba¡ ella había decidido quedarse- que la sirvan ahora


Comenzó a comer, ese fin de semana le hizo extrañar la comida de la cocinera, el timbre sonó solo una vez, pasaron unos minutos y se vio como la chica pasaba por el comedor hacia las escaleras

- ¿¡Señorita no va a comer!?- dijo lo más alto que pudo, la edad le estaba quitando las fuerzas
- no tengo hambre, gracias- subió rápido las escaleras, lo menos que quería en ese momento era verle la cara a su medio hermano.


Inuyasha no le dio importancia, total la que pasaría hambre sería ella, no él.

El despertador sonaba, sin darse cuenta se había quedado dormido hasta la mañana siguiente, abrió un ojo y después el otro, miró el reloj del aparato que lo despertaba cada mañana, ese día s ele había hecho tarde, había caído en un profundo sueño que ni siquiera el asustadizo sonido del aparato lo pudo levantar.

Maldijo varias veces para después meterse a bañar y salir completamente limpio.

- Que tenga buen día Señor Inuyasha- se topó al anciano en la puerta
- Gracias…- se paró antes de salir- Mioga… ¿y Kagome?- aún no se acostumbraba a que ella estuviera ahí.
- ella salió hace un rato, seguramente a la Universidad- trato de adivinar- es bastante madrugadora Señor- sonrió
- y…- no sabía si preguntar o no, pero bueno no tenía nada de malo preocuparse aunque fuera un poquito por su sangre ¿no?- ¿bajo a comer?
- no señor- negó con la cabeza- después de que subió a su habitación no bajo en todo el día, hasta hoy por la mañana-
- ya veo… - salió de la gran mansión hacia su automóvil.

================oOo================

Se agarró el estómago, le dolía de hambre, no había desayunado, y el día anterior se mantuvo con un refrigerio que hizo al medio día.


Todo por no querer estar lidiando con Inuyasha… aunque a decir verdad, había cambiado, no era tan indiferente con ella como cuando niños, apoyó su cabeza en el cristal del autobús, antes había tomado el subterráneo y una conexión, todo por ser testaruda y orgullosa, veía como los paisajes cambiaban conforme avanzaba el transporte lo hacía, los pocos árboles se convirtieron en grandes edificios, y los automóviles se hacían más concurrentes.

Todo el camino en bus pensó en él, en como era su relación de pequeños, y en lo que se había convertido ahora… Inuyasha nunca fue feo… a decir verdad siempre se le hizo bastante lindo, pero ahora… no era lindo, era infinitamente atractivo, recordó su rostro, cada facción en él, cuando lo vio de cerca, el día que le pintó la nariz… se la tocó al recordar el momento, rió, la vez que se reencontró con él, la vio sin camisa… se sonrojó levemente…un momento, pero en que estaba pensando… ¡por Kami! ¡Que era lo que estaba pensando!

- ¡Buenos días Higurashi!- se la topó un chico de ojos color azul cielo, el cabello negruzco agarrado por una pequeña coleta

Si, aunque era hija del gran empresario Inuno Taisho no llevaba su apellido, llevaba el de su madre, según tenía entendido, era lo que habían acordado ambos, siendo hija de la secretaria y del prestigiosa empresario, una bastarda en pocas palabras, sería inapropiado cargar con ese apellido.

- ¡ah! Buenos días Sagara-

El chico al lado de ella la miraba descaradamente, mientras caminaban con rumbo al salón de clases, desde que la vio por primera vez el día anterior le había gustado, tenía que admitirlo era muy hermosa… vestía un pantalón de mezclilla azul marino a la cadera, una camisa de mangas que llegaba al ras del pantalón color naranja, pudiéndose ver su ombligo, su cabello por una coleta baja que llegaba hasta su coxis, a pesar de la belleza de su rostro, siempre con un tono rosado en las mejillas, su nariz respingada, sus ojos chocolate cristalinos que adornaban unas tupidas pestañas rizadas, y su cuerpo… era para volverse loco, tenía las curvas perfectas, a los ojos de todos era deliciosa.

Llegó el receso, salió con sus nuevos “amigos” al patio de la escuela, se sentaron algunos en la banca que estaba en el césped y otros más en el pasto.

- Higurashi… tu conoces a ese chico ¿no?- habló una de las presentes mientras se tomaba la mejilla con una mano- Taisho Inuyasha…-suspiró diciendo su nombre
- no, no lo conozco- ladeó el rostro
- entonces por que ayer se te acercó- dijo otra de las chicas
- no tengo idea- se encogió de hombros
- si Taisho se acercara a mi creo que moriría- volvió a suspirar
- Yucca como eres dramática, hubieras estudiado teatro- rió junto con uno de los acompañantes sabiendo lo mal que le iba en la Universidad.
- ¡Eri!- hizo un pequeño puchero
No vio a su medio hermano en todo el día, mejor para ella, pensó, aún no tenia ganas de verle la cara… frunció los labios, tomó el mismo transporte por el que vino y llegó a la gran mansión, suspiró antes de entrar.


La recibió el anciano Mioga, llegaba justo a la hora de comer, con el hambre que tenía no se negó esta vez, fue hacia el comedor y para su sorpresa su padre y su esposa estaban ahí.

- ¡Kagome! Hace mucho que no veía- se paró de su asiento- por favor toma asiento- dirigió su mano hacia la silla en la cual debía sentarse, junto a Inuyasha
- ¡no!- pegó las manos en la fina mesa- ¡no voy a comer junta a esa!- miró a su esposo
- pero… Querida…-
- ¡ya he dicho que no!- miraba desafiante a su esposo
- no se preocupe Señora- dijo en forma despectiva- no tenía intenciones de comer con ustedes, permiso- caminó hasta la cocina
- señorita… ¿que ha pasado?- dejó el rodillo en la mesa
- nada, solo vengo a hacerte compañía- se sentó en el banco frente a la mesa donde preparaban los alimentos
- deja te sirvo de comer- se acercó a la estufa, donde aún estaba la sopa recién hecha
Miraba el plato con la comida dentro, pasaba la cuchara, revolviendo tranquilamente, agarrando un poco de sopa con esta y dejándola caer.
- ¿Por qué juegas con la comida?- sonó una voz, y se sentó junto a ella, dejando un plato en la mesa
- Inuyasha…- lo miró, era la persona que menos se esperaba- por que sí, aparte… ¿no deberías estar con tus padres en el comedor?- entrecerró los ojos
- se supone… pero prefiero comer aquí, contigo- apoyó su cabeza en su mano


¡Kami! Su corazón comenzó a latir rápidamente, y sentía como sus mejillas se sonrojaban, ¿pero que era eso?, sus mejillas sonrosadas comenzaron a tornarse un color más fuerte, carmín, Inuyasha la vio, sus ojos eran un color que no era ordinario, dorado… eran transparentes, bajó su mirada, inspeccionando cada parte de él, su corazón seguía corriendo, tragó al ver sus labios, pronunciando algo inaudible para ella, no pudo más, tenía que salir de ahí o su corazón iba a estallar.

- ¡Kagome!- solo escuchó al salir corriendo de la cocina, para llegar hasta su cuarto.

Se puso de espaldas a la pared y recargó su cabeza… agarró la camisa en la posición del corazón, arrugándola, le dolía… caminó apoyándose en lo que fuera hasta llegar a la cama en donde se recostó sin dejar de arrugar la prenda naranja, trató de respirar profundo, para que se calmara su corazón, pero este aún seguía en esa carrera que parecía interminable, por fin lo comprendió… a pesar de lo que dijera ella y a pesar de negarlo por años… desde que lo volvió a ver en esa puerta… pasó lo inevitable…

Capítulo 3

CAPITULO 3.- Primer día

Eran ya las siete de la mañana, era demasiado perezoso, pero no iba a perder clases de nuevo, se dijo a si mismo, que este semestre tendría que mejorar, aunque siempre sacaba buenas calificaciones, al parecer de su padre quería solo la excelencia, a decir verdad era el mejor estudiante del último año de su carrera, de la más prestigiada Universidad de Japón.


Lo más importante para el era estar cómodo, y como siempre opto por ponerse unos pants negros, que era adornado con solo una pequeña paloma Nike en el frente, del lado derecho, y una camisa blanca, algo pegada, dejando ver sus brazos ejercitados, al igual que sus pectorales.

Salió de su habitación, pensaba en ir a tocar la puerta de su media hermana, pero se negó, al final ya había tomado su decisión, bajó las escaleras con su mochila puesta y las llaves de su Mini Cooper en la mano, y ahí estaba ella, en el pequeño taburete de la entrada, recargando su cabeza en la pared.

Llevaba puesto un pescador negro, tenis vans, una camisa verde limón y un pequeño chaleco negro, su boina y el cabello agarrado por dos coletas reposando en sus hombros.

- ya era hora de que bajaras- lo miró
- vaya, ¿y ese cambio de actitud?- dijo algo divertido, tal parece que Kagome no era tan rebelde como pensaba
- no te interesa… ¿ya nos vamos?- se paró de su asiento
- claro- abrió la puerta- después de usted señorita- rió
- pesado…-dijo cuando paso junto a el


Ambos subieron al auto, y arrancaron en dirección a la Universidad, el silencio reinaba dentro, hasta que se rompió con la voz ronca de él.

- ¿y que carrera piensas tomar?- la miró de reojo, recargaba su brazo en la puerta del coche, y a la vez su rostro, mirando hacia la calle.
Suspiró- iba a tomar Diseño Gráfico en París… así que… creo que sigue firme mi decisión- dijo sin si quiera moverse
- me parece bastante bien…- tan siquiera la mañana la habían empezado bien, sin peleas, sin discusiones, al parecer su relación iba mejorando.
- ¿y tu?... ¿Qué estudias?- lo miró
- Economía…-le sonrió- este es mi último año…
- ahh…- levantó ambas cejas para después regresar a su posición inicial
- llegamos-


La Universidad estaba casi en el centro de Tokyo, era enorme, podría decirse que tres cuadras… ¿o más?, tenía seis pisos, que se podían apreciar apenas, gracias a los árboles que cubrían la mayoría del alrededor de la Universidad, a excepción de a entrada, había grandes campos llenos de pasto y algunas flores silvestres, había bastantes personas, o jugando futbol americano, con frisbee o simplemente leyendo o acostados en la grama, a pesar de que lo temprano que era.
Estacionaron el auto y bajaron de este, para ir a la oficina del director, mientras caminaban por los pasillos del edificio, la chica veía asombrada las instalaciones, todo era demasiado grande…
Después de bastantes minutos dentro de la oficina su medio hermano salió.


- bueno, ya esta listo… tienes que ir la Ala “B”, en el aula A-201…- le entregó unos papeles- como ya había comenzado el semestre tendrás que dar estos papeles, y ponerte al corriente… es por allá- señaló el sureste
- aja…- caminó para el lado contrario
- ¡oye! ¿Me merezco tan siquiera un gracias no crees?- dijo bastante alto, ya que Kagome había comenzado a caminar


La chica solo hizo una señal de amor y paz de espaldas, y siguió caminando, solo iba por el lado contrario para molestar a su hermano, después se daría la vuelta e iría por donde el le dijo, no quería perderse en un lugar tan grande como ese.

Esa niña enserio que le molestaba, aunque el día anterior había visto una fase de ella que no la conocía o que seguramente estaba ahí, pero al nunca hacerle caso no conoció.

Llegó al salón de clases y las chicas, como casi todos los días se encimaban, ¿eso podía compararse con la molestia que le causaba Kagome?... a veces, contestó internamente, anhelaba las vacaciones, justamente en un mes habría unas… no tendría que soportar los acosos de sus compañeras de clases… pero a decir verdad tendría que esperarse de una persona como el, inteligente, con dinero, de esencia misteriosa y a pesar de todo exquisitamente hermoso…

Sus facciones parecidas a las de un ángel, su mandíbula delgada sin quitar el toque varonil, sus labios delgados y rojizos, su nariz recta, sus ojos penetrantes de color ambar, y su cabello platinado ni largo ni corto, despeinado, su belleza masculina eran apreciadas no solo por las mujeres, y mucho menos era pasada desapercibida.

Las horas pasaron, y con ella las clases, por fin era hora de regresar a casa, salió de la gran Universidad por la puerta principal.

- ¡hey Inuyasha!- un chico de cabellos negros hasta el hombro, ojos azul marino, bastante guapo, en donde más de una chica lo miro salir salió tras de el, desde hace un rato lo estaba esperando cerca de la puerta de entrada.

Al escuchar su nombre de una voz familiar volteó, era su mejor amigo, desde que iban en secundaria, ya en Universidad han tomado rumbos distintos, mejor dicho… carreras.
- vaya hombre…-respiró agitado- hasta que te detienes…


- ¿hoy saliste temprano?- arqueó una ceja
- no… me expulsaron tres días- se rasco la cabeza y rió
- ¿de nuevo?... ahora que hiciste- entrecerró los ojos, no era nada raro que le pasara eso a su amigo- ¿Qué has hecho ahora Miroku?
- umm- puso su dedo índice en su barbilla- pues… solo mire pornografía en el laboratorio a la hora de clases- se encogió de hombros- nada importante- cuando terminó de hablar vio que su amigo ya se encontraba bastante lejos- ¡Inuyasha!- corrió para alcanzarlo- me dejaste hablando solo- dijo cuando por fin estuvo a su lado


Estaba extrañado, esperaba un serio regaño por parte de su amigo, pero no sucedió, estaba mirando hacia enfrente, sin moverse.

Frente a el estaba un grupo que al parecer eran de nuevo ingreso, y lo confirmó mas al ver a su media hermana apoyándose en el árbol, se detuvo, que rápido hizo amigos, la vio unos momentos más cuando se llevo un cigarrillo a la boca…

- amigo, ¿estas bien?... ¡hey Inuyasha!- tronó sus dedos, haciendo un chasquido, pero no funcionó- ¡Inuyasha!- pasó su mano por los ojos de este, que su única reacción fue pegarle en la mano y caminar rápido hacia un grupo de universitarios debajo de un árbol

Sintió como le quitaban el cigarrillo que reposaba en su boca, vio como las chicas con las que estaba se sonrojaron y miraron hacia su izquierda, volteó para ver quien había hecho tal cosa… Inuyasha… por que no se lo imaginó antes…

- ¡¿pero que te has creído?!- le gritó sin importarle quien estuviera, vio como soltó su cigarrillo y lo aplastó para apagarlo
- es hora de irnos Kagome- le tomó la mano y la jaló mientras caminaban hacia el auto
- ¡oye un minuto!... yo aun no quiero irme- se soltó del agarre
- de acuerdo… bien, haz lo que quieras- frunció el ceño
- ¡eso estoy haciendo!- gritó, ya que estaba bastante lejos, era tan impertinente, siempre queriendo que hiciera lo que a el le plazca, pero con ella no iba a funcionar…

Capítulo 2

CAPITULO 2.- Aprendiendo a convivir

Esa noche se había desvelado, pensando en la recién llegada… ¡¿por qué pensó en ella?¡ seguro era por que no la veía en mucho tiempo… ¡si! Seguro era eso, su estómago comenzaba a pedir comida…

Bajó a la gran cocina… como creía…. Por que demonios se le había ocurrido darles el fin de semana a sus empleados, no quedaba de otra… saldría a desayunar, demasiado consentido, pensó, subió a su cuarto para cambiarse de ropa, no iba a ir con su “pijama”, un pants azul marino adidas y una camisa negra estaría bien, se calzó con sus tenis, agarró las llaves de su auto junto con las de su casa, un mini Cooper, negro, era su modo de transporte, agarró el picaporte de la puerta principal, cuando recordó…

- ¡demonios! Kagome…-recordó que su hermana menor estaba en casa, subió a zancadas las escaleras estaba a punto de abrir la puerta cuando esta dejo ver a la chica.

Llevaba puesto unos tenis, vans negros, una falda con tablones de mezclilla, debajo de esta unas mallas negra que le llegaban arriba de la rodilla y un cinturón de estoperoles, una camisa de tirantes blanca, y su cabello azabache agarrado de una cola alta, dejando ver su flequillo alborotado y sus perforaciones.

- ¿vas a salir?- dijo él
- si- agarró y se colocó una mochila converse morada, pasó al lado de el
- ¿y se puede saber como ibas a entrar?-
- tu me ibas a abrir- dijo sin voltear
- yo también voy a salir
- entonces será con mis habilidades de ladrón- hizo un ademán con la mano, sin voltear, cuando sintió que alguien le tomó el brazo
- por que eres tan hostil- la chica volteó a verlo
- y tu tan mandón- frunció el ceño y se soltó del agarre
- bueno… solo venia a decirte que si… íbamos a desayunar…- se dio cuenta que duro, de un momento a otro sus facciones se endurecieron y frunció más el ceño, esa niña no se tenía que poner a su nivel…- pero ¡olvídalo! - caminó y salió de la mansión.


Kagome se sentó en el principio en las escaleras, puso sus codos sobre sus piernas y apoyó la cabeza en las manos… no era tan fuerte como creía, pensaba que todo estaba bien, que ya había superado lo de su madre… y su abuelo, pensó que no le había afectado… al menos trataba de disimularlo…… ahora se daba cuenta… estaba sola… por que los que ahora eran “su familia” no la querían, no le importaban en lo más mínimo, solo era por compromiso, como siempre… unas gotas comenzaron a mojar el piso de mármol.

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El platinado conducía por las calles concurridas de Tokyo, fuera el día que fuese siempre había problemas de tránsito. Aun no sabía donde iba a desayunar, pero pensaba más en como había tratado a Kagome… no fue hasta hace unos momentos que recordó todo lo que ha pasado… ¡pero que estúpido era!, pobre… ha sufrido mucho y el era desconsiderado, se disculparía con ella, si, eso haría, dio una vuelta en “U” y se arrancó con dirección a la mansión.


Subió las escaleras, como era su costumbre, a zancadas, siempre de dos escalones a cada paso, fue hasta el extremo derecho, donde se encontraba la habitación de Kagome, abrió la puerta.

Ahí estaba ella, con una brocha en la mano, traía una camisa bastante grande, remangada hasta los hombros y uno short que ve veía algo gastado, su cabello amarrado por una trenza baja, y una pañoleta roja amarrada en su cabeza, al abrir la puerta ella volteó instantáneamente.

- Inu…yasha- dejó de pintar, se vieron por unos segundos que se hicieron eternos…
- ¿te puedo…ayudar?- se recargó en el umbral con las manos en los bolsillos de los pants.
Ella arqueó la ceja- tendrás que soportar el olor a cigarrillo, aparte… no creo que sepas como agarrar una brocha- dijo divertida.


Entrecerró los ojos frunciendo el ceño, esa Kagome… - ¿que no se pintar?- agarró la brocha que estaba encima de la mesita en medio de la habitación y lo metió en a la pintura púrpura, comenzó a dar brochazos en la misma pared que Kagome.

El ambiente se había tranquilizado, el silencio era casi puro, a no ser del sonido que emitían las brochas al pasarlas por la pared… Inuyasha miró a Kagome a su lado derecho y su oreja… no pudo contenerse, tenía que ver si eran sobre puestos o en verdad de había perforado, así que jaló uno de los dos aros que adornaban su cartílago.

- ¡AU!- gritó de dolor- ¡¡oye eso duele!!- le pegó con la brocha, para después tomarse la oreja con la mano, sin soltar el utensilio.
- ¡mi camisa!- agarró la parte donde estaba manchada de pintura morada, esa brocha aun tenía pintura… y había quedado en su camisa… genial, una de sus favoritas echada a perder
- que bien, te importa mas tu camisa que arrancarme un pedazo de oreja- estaba siendo sínica, exagerada, pero en verdad le había dolido mucho, mas que la perforación misma- aunque bien merecido lo tienes…- no le dio más importancia al asunto y volvió a pintar la pared, ya casi terminaba esa, con ayuda de su medio hermano.


Ella estaba pintando arriba de las escaleras de tres pisos que había traído desde el almacén, ya había terminado la parte más difícil, esa pared estaba terminada, mientras ella pintaba las partes de arriba Inuyasha se encargaba de la parte de abajo, al fin era de ayuda ese muchacho, bajó las escaleras, pero sintió mojado el pie derecho, lo había metido en una lata de pintura.

Bajo la vista- ¡INUYASHA¡- arrastró el nombre y poco a poco subió la mano empuñada, cuando alzó la mirada en sus ojos se podía ver la furia- ¡desgraciado! Me las pagaras- entrecerró los ojos
Sacó el pie de la lata de pintura, se las iba a pagar, ¡y muy caro!, pronto unas gotas de pintura le cayeron en la camisa y en pants, pero bueno, hacerla enojar le estaba resultando gratificante.


Los enojos y gritos se volvieron risas y correteos por toda la habitación, para que no les cayera, pero era imposible, ya que prácticamente estaban empapados en ella.

- no huyas, ¡cobarde!- se rió con la lata en las manos
- no soy cobarde, tu eres muy lenta- estaba al otro lado de la habitación.
Se enfureció, fue tras su medio hermano, pero la mesita se interpuso en su camino y estaba a punto de caer si no es por que Inuyasha la toma antes, sus cuerpos quedaron cerca uno de otro, a ninguno de los dos les molestó la situación.
- ¿estas bien?- no sabía si lo preguntaba por que naciera de el o no, pero su tono era de preocupación, tal vez era muy buen actor…
- si- rápido se separó de el
- eso es bueno… - puso su dedo con aún pintura fresca y la pasó por la punta de su nariz, dejándole una manchita morada, que provocó un leve sonrojo en ella- supongo- terminó por decir y frunció el ceño divertido.
- ni que te importara- volteó indignada


Al final del día su cuarto había quedado pintado, tres paredes moradas y una negra, Inuyasha solo se digno a no decir nada cuando vio el color, solo se limitó a pintar.

- por cierto Kagome…-pausó cuando vio que ella tenía el cigarrillo en la boca, no solo el olor le molestaba- mañana iremos a la universidad a inscribirte
- yo no quiero ir a la universidad- se sentó en el piso
- no es que quieras… lo manda nuestro padre-
- o pienso ir


Alzo ambas cejas, y ella quien se creía que era… pero respiró profundo, calmando su genio- Kagome… espero que entiendas… mañana me voy a las siete de la mañana- salió de la habitación, suspiró

Nunca la había visto de esa forma, riendo junto con el, jugueteando, sonrojada… como había cambiado en los último cinco años… que rápido pasa el tiempo… como es que ha cambiado tanto, su personalidad, era tan tímida, sumisa, callada, y ahora, ahora era un caso perdido, una completa rebelde sin causa… cínica, pedante, prepotente, viciosa pero a la vez divertida… y su físico… era lo que más se notaba, esa niña había desaparecido… su cabello estaba más largo, no sabía por donde le legaba, por que siempre lo traía agarrado o peinado de alguna forma, sin aparatos, y sus pecas en sus mejillas, que la hacían ver inocente habían desaparecido.

Comenzó a tener sueño, vio su reloj despertador, las dos de la mañana, ¡demonios! Con razón le pesaban los párpados, era tardísimo, todo por pensar en ella, en Kagome… ¿pero que estaba haciendo? No tenía por que ver cada detalle de ella, ¡es su hermana!, pero su llegada lo había sorprendido y mucho. Pronto cerró sus ojos y se dejo llevar por los brazos de Morfeo.

25 de septiembre de 2008

Mas Que Amor Fraternal


-…- los personajes dicen
-“…”- los personajes piensan
-(…)- anotaciones del autor
{…}-flash back
=oOo= cambios de escena


CAPITULO 1.- Kagome… ¿eres tú?

Su madre ya sabía de la existencia de la pequeña, desde el comienzo, pero nunca hablaban de eso, sus padres siempre eran tan fríos y peleaban por cualquier cosa, su matrimonio iba de mal en peor. Pero el, él la conoció cuando recién cumplió los ocho años, era tan pequeña, ella contaba con solo cuatro años… su cabello azabache siempre amarrado por dos pequeñas coletas, sus grandes ojos chocolate que siempre lo miraban…había algo en ella que… nunca le agradó.

A veces la veía, por puro compromiso, era su media hermana después de todo, la hija de su padre y su amante… pero al final y al cabo tenía parte de su sangre….
La última vez que la vio… él tenía dieciocho años… supo que su madre murió de cáncer… así que fueron al funeral, y ahí estaba ella, junto al féretro, recibiendo los “lo sentimos” algunos eran verdaderos y otros no, vestía de negro, claro, ellos dieron su pésame, aunque el de él fue forzado.

No había muchas personas dentro, se podría decir que solo eran amigos, ya que su única familia era su abuelo, y no vivía en Japón.

En la ceremonia ambos estaban en la primera fila de la capilla, aunque en diferentes extremos, la miró, estaba tan pálida que parecía un pedazo de papel, que hacía que sus pecas en las mejillas resaltaran más, sus cabellos cortos, parecía un corte masculino, pero peculiarmente en ella, quedaba bien, estaban mas desalineados de lo normal, respiraba con la boca entreabierta, mostrando su tratamiento de ortodoncia, no se parecía en nada a ellos… él, como su padre y hermano tenían los ojos dorados… en cambio ella, los tenía chocolates, pero tendría que ser por su madre… aun que en carácter eran algo parecidos, bueno, solo un poco…
Unos días después, se enteraron que se había ido a Francia, París para ser exactos, al día siguiente del funeral, en donde residía su abuelo.

===============oOo================

El timbre sonaba desde hace un rato, no mucho… pero lo suficiente como para molestar a más de uno.

- umm-se quejó y puso la almohada en donde descansaba la cabeza sobre esta, pero su barrera no era efectiva, seguía escuchando el timbre- ¡¿Qué no hay nadie que abra aquí?!- aventó la almohada, ese ruido taladraba su oído.- maldita sea- dijo por lo bajo.

No quedaba de otra, se paró de la cama con su ropa de dormir, solo un pants negro, mostrando sus bien formados pectorales.

-¡ya voy, ya voy!- gritó para calmar el ruido, pero no funcionó, casi corrió para abrir la puerta, fuera quien fuese lo iba a matar- ¿Qué…- no terminó la frase al ver a una muchacha parada en la entrada.

Tenía una gran sonrisa en el rostro, perfecta a su parecer, la inspeccionó, tenía puestos unos jeans pegados, algo rotos dejando ver algo de piel, unas botas negras encima de los jeans… iba subiendo la mirada conforme la veía, una camisa púrpura, y una chaqueta de gamuza negra, su cabello estaba trenzado, al parecer era algo largo, de color azabache, que descansaba en su hombro izquierdo y una boina con la lengüeta de lado, paso su mano arreglando su cabello por detrás de la oreja, tenía perforaciones… dos en cada lóbulo y en el cartílago derecho otros dos… y esos ojos cafés se le hacían familiares.

- ¡Hola! – dijo mas fuerte, ya que la primera vez no lo había oído
- ¿si?... ¿que se le ofrece?- estaba algo confundido
- ¿tantos años pasaron que ya no me recuerdas?- el hombre parado enfrente de ella pestañeó varias veces, la estatura de la muchacha solo llegaba hasta la barbilla de él.
- ¿Quién eres?- frunció levemente el ceño
- muchas preguntas…-sacó una cajetilla de su bolso, puso un cigarrillo en su boca y lo prendió, tomó una bocanada del humo y lo exhaló- ¿no?... creo que no te avisaron que venía…- entro a la mansión, era mas chica de cómo recordaba… aunque hace tiempo de que piso esa residencia
- quien te dio permiso para pasar…- frunció más el ceño viéndola pasar, con una maleta y una guitarra en su funda
- a ver…- se tocó la barbilla- creo que tu padre Inuyasha…- hubo un silencio, el platinado ya no entendía nada- soy Kagome
- Ka… ¿Kagome?- alzó ambas cejas en forma de asombro, si, su media hermana estaba frente a el… con obvias razones esos ojos grandes color chocolate se le hacían conocidos… y algo repentino llego a su mente

{flash back}

- ¿para que me hablaste… padre?- entro al despacho
- Kagome, tu media hermana vendrá a vivir con nosotros…
- ¡¿Qué?!- arrugó la nariz
- su abuelo acaba de fallecer… espero que comprendas…
- si, comprendo…-no le quedaba de otra, aunque no le agradaba su media hermana tendría que soportarla… abrió la puerta, pero su padre habló deteniéndolo
- por cierto Inuyasha, no vamos a estar esos días, nos vamos de viaje tu madre y yo… - suspiró- eso era todo… puedes retirarte

{fin del flash back}
- lo olvide por completo- dijo para sí
- que olvidaste…-su aliento llego a su nariz… olor a cigarrillo…aunque era muy dulce…. Dejo la maleta en el piso para inspeccionar mejor el recibidor de la mansión.
- ¿Por qué fumas?... ¡Apágalo!- casi ordenó, pero antes de que dijera algo se lo arrebató, buscó el cenicero mas cercano y lo apago
- ¡oye pero que te crees!- alzó la voz, si había algo que le molestara eso era que le dijeran que hacer…
- que… ¿Qué me creo?-alzó una ceja e hizo una pausa casi nula- ¿tu hermano?- dijo con cinismo…
- ¡corrección!- alzó el dedo índice al aire muy alto- mi medio hermano…. Y por lo tanto- sacó otro cigarrillo- tienes la mitad de derechos…. – lo puso en su boca y sacó su encendedor zippo, era negro, con una calavera en medio, su “hermano” frunció el ceño y levantó una ceja, le molestaba en demasía- así que…- tomó una bocanada de su vicio- no tienes derecho a decirme que hacer y que no…- exhaló el humo casi en su cara.

La miró, estaba inspeccionando el lugar… como había cambiado… aun recordaba a esa niña desalineada, tímida e inocente que dejo de ver hace casi cinco años… ¿tanto tiempo ha pasado?

- ¿y?- dijo ella sacándolo de sus pensamientos, el parpadeó varias veces
- ¿que…?- no había oído nada de lo que había dicho

Ella se acercó y le dio un pequeño golpe en la cabeza

- oye que te pasa- se agarró el lugar del golpe
- Inuyasha ¿Qué te pasa a ti?- frunció el ceño- ¡Estás en la luna o que!- puso ambas mano en su cintura, ciñéndola.
-eh…disculpa, ¿tu habitación verdad?- ella sonrió y asentó la cabeza.

Subieron las escaleras, se decidieron por la del lado derecho, en el segundo piso se juntaban ambas, el piso era de mármol, en toda la mansión a excepción de la cocina y las recámaras, Inuyasha la ayudó con su maleta, lo veía como subía, hasta ahora de daba cuenta que solo llevaba un pants negro, con rayas blancas a los costados, se sonrojó, mostraba su espalda marcada por el ejercicio y sus brazos bien formados ¡por Kami! Que estaba pensando, negó con la cabeza y lo siguió por el gran pasillo, nada había cambiado en esa mansión.

La llevó hasta la que hace unos años era su habitación, cuando que quedaba en su casa, claro, al otro lado de donde quedaba la suya.

Abrió la puerta, y como esperaba, tampoco su habitación había cambiado… esperaba que si… las paredes pintadas de blanco, su cama matrimonial con colchas de flores, adornada por un dosel rosa, los cuadros… esos cuadros debería quemarlos, un unicornio, suspiró, tendría que re decorar su cuarto.