11 de febrero de 2009

Capítulo 18

Capítulo 18.- Confesiones

Los rayos del sol comenzaron a darle directo en el rostro, le molestaba… se quejó y frunció la nariz cerrando más fuerte los ojos.
Sentía frío, estaba sola en aquella cama, ¿había sido un sueño?... se movió ligeramente sin cambiar de posición, no, no era un sueño, el dolor bajo sus caderas se lo confirmó, ¿se había ido?, era lo más probable, suspiró pesadamente, aún no abría los ojos, no quería confirmar lo que temía… ¿le había mentido?¿la había usado? Seguramente… Fue solo la chica de una noche…
- ¿ya despertaste?- sonó una voz masculina detrás de ella
Se sentó en la cama por un pequeño salto agarrando la delgada sábana para tapar su desnudez, y ladeó el rostro, estaba segura de que era…
- supuse que tendrías hambre- bajó hasta su regazo una pequeña bandeja con fruta, pan tostado y un pequeño vaso de cristal con jugo de naranja, y se sentó al borde de la cama, solo vestía unos bóxers
El estaba ahí… no la había dejado…

Lo miraba sorprendida, con los ojos bastante abiertos, bajó la cabeza y su cuerpo comenzó a inhalar rápido cortadamente por la nariz.
- ¿Kagome, paso algo? ¿No te agradó el desayuno?- frunció el ceño preocupado
Ella negó con la cabeza aun sin levantarla
- ¿Qué es?- no decía nada, no sabía que hacer o que decir… ¿estabas así por su culpa?
Alzó la mirada, unas lágrimas podían verse caer de sus ojos chocolate, pero antes de que Inuyasha pudiera articular palabra había sido abrazado por la chica.
- Gracias…-le dijo al oído, él correspondió el abrazo
- ¿Gracias por que?- sonreía, pero no entendía que era lo que estaba pasando
Kagome se separó un poco del abrazo- pensé… que tal vez… esto fue de solo una noche…
El platinado junto su frente con la ella- tonta… no dudes nunca de lo que siento por ti…
Ella asentó la cabeza, dejando caer lágrimas de felicidad
Inuyasha pasó sus dedos pulgares por sus mejillas rosadas, para limpiar el rastro de lágrima que aún quedaba
- ¿sabes?- comenzó a hablar- mi vida ha sido difícil, un desastre…- el chico se sintió mal, parte de eso había sido su culpa- comencé con el cigarrillo por que era lo único que me tranquilizaba…- ella estaba dispuesta a decirle todo, el solo la miraba y escuchaba todo lo que tuviera que decir, aceptaría todo lo que le dijera- pensé que regresar a Tokyo era un terrible error, regresar a lo que siempre temí...
- Kagome yo…- dijo el chico con un sentimiento de culpa que nunca antes había experimentado
Lo interrumpió - lo único que hizo más soportable regresar fuiste tu… -alzó su mirada dorada extrañado- yo siempre te quise… nunca pensé que ese sentimiento… se convertiría en amor…
Suspiró, al fin estaba conociendo a la verdadera Kagome, la que se escondía detrás de esa personalidad rebelde, cínica, sarcástica… ahora la comprendía mejor… era turno de ser sincero con ella.
- por favor Kagome, quiero que me perdones por todo lo que te hice cuando niños, estaba celoso, te tenía coraje por que nuestro padre nunca nos puso la atención que te daba a ti… fui un completo idiota infantil
- ¿fuiste?- comenzó a reír

- ¡oye!- exclamó juguetón, y a hacerle cosquillas en el estómago, ella se movía y pateaba
-¡Inuyasha! Suéltame- apenas podía articular las palabras entre risas- ¡vas a hacer que tire mi desayuno!
- Te amo Kagome- le robó un beso- gracias a ti, por hacerme feliz
La volvió a besar, pero esta vez fue pasional, jugando con su lengua, saboreando cada parte de la boca a la que se había vuelto adicto.

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